El fin de semana pasado, amanecí con la sensación de que algo importante se me estaba olvidando, después de estar en condiciones para sentarme a la mesa, mientras degustaba un plato de fruta, traté de hacer memoria de los pendientes, y recordé que en ocasiones anoto en mi agenda lo que considero prioritario y me es difícil evocar en mi memoria de retención reciente, así es que fui por ella y efectivamente en el mes de marzo del presente tenía anotado: Acudir el primer sábado del mes a visitar a mi tío Tiótimo; así es que después del desayuno, partí rumbo al Rancho “El Olvido” propiedad de mi pariente; al llegar a la vivienda, desde lejos se podía apreciar la delgada figura del tío, senado en su silla mecedora rústica, y en sus manos, sosteniendo un libro; así es que procuré no perturbar su hora de lectura, estacioné el auto a buena distancia y caminé poco más de cien metros, hasta faltar un par de ellos para anunciarme con el característico tosido campirano y el saludo habitual, que acostumbraba llamar su atención: Ave María, dije en voz alta, el tío despegó su espalda del respaldo de la silla y levantó el frente de su sombrero, entrecerró los ojos y al reconocerme contestó: Sin pecado concebido, al momento se puso de pie con cierta dificultad, porque él dice que después de estar sentado un buen tiempo se “engarrota” y tiene que darse tiempo en el reacomodó de los huesos, para evitar lesiones osteomusculares, como guardaba sana distancia, el pariente se molestó y me recriminó: Pelado lava tibiado, dijo. Por estos lares no hay Covid, a menos que tú lo traigas encima. Disculpe tío, la precaución es precisamente para no contagiarlo si fuera el caso, pues usted sabe mi oficio. De todas maneras, refunfuñando el hombre dijo o me abrazas o te regresas por donde llegaste. No me quedó más remedio que darle el gusto; después de limar las hostilidades, me invitó a sentar, y como yo llevaba una bolsa con un antojo que le llevaba, la puse sobre la mesa de madera que utiliza como comedor cuando no tiene visitas, ya que en el interior de la casa cuenta con una mesa un poco más grande, elaborada artesanalmente por los reos del penal de Ciudad Victoria y que le fue regalada por uno de los gobernadores del tiempo que fungía como asesor en asuntos agrarios; en fin, pasamos a abordar los temas de rigor, empezamos por la salud, continuamos con el clima y él siempre se guarda los asuntos políticos al final, asegurando que es el momento en el que se puede digerir sin resentir el estómago con el fuego de los corajes y los gases que se acumulan en el colon después de hablar tanto y tragar tanto aire. Pasada media hora y al considerar que ya estábamos en el “postre del cotorreo” le pregunté, por qué algunos de los políticos llegan a tener mala reputación, si cuando inician su carrera como tal, gozan de la aceptación y el reconocimiento de la comunidad. El tío levantó la ceja izquierda y frunció los labios, me miró fijamente y dijo: Todos los niños son hermosos cuando son pequeños, además de ello, son simpáticos, cariñosos y juguetones, en pocas palabras son inocentes, más cuando van creciendo, parece que despiertan al mundo competitivo y aprenden de las diferencias que existen entre unos y otros, de esas diferencias, nace la envidia, el egoísmo y la ambición, pero al inicio se resisten a perder el afecto de su familia y de la comunidad, entonces, hablan de derechos para sustentar sus desaciertos y se dan cuenta que sus derechos tienen más peso que los derechos de los demás, sobre todo, de aquellos con los que no están de acuerdo a sus ideas o forma de actuar, entonces deciden competir con los que consideran son sus adversarios, de ahí que surja la insidia, la mentira, el engaño y utilizan herramientas como la injuria, la descalificación y el sabotaje, se dan habilidades para la simulación y fingen estar cerca, pero sólo es para conocer más de sus adversarios y después poder utilizar la información para descalificarlos, desacreditarlos y hasta perseguirlos.
En política no hay amistades, hay conocidos e intereses, conveniencias y negociaciones, la mayoría de las veces sólo es para retroalimentar su ego personal, y claro que sí tienen poder, inciden en los aspectos que consideran prioritarios, no para su comunidad, sí para fomentar alianzas y fortalecimiento de grupos afines. Muchos políticos llegan a arrepentirse de lo que son y reprueban muchas de las acciones que los llevaron a encumbrarse y los mantuvieron en posiciones importantes, ese momento llega cuando se dan cuenta de que a pesar de que lo tienen todo desde el punto de vista material, se encuentran vacíos desde el aspecto espiritual y aunque parezca imposible, hasta piensan sinceramente en lo que les espera en la otra vida. Sí sobrino, todos tenemos una vida personal y lo que hemos escrito en el libro de nuestra vida, no puede ser borrado cuando estas cerca del final del camino. Reconozco que aquella lección de vida me entristeció, pero aún tuve ánimo para preguntarle al pariente: ¿Entonces todos nacemos buenos? Al principio todo lo creado fue bueno, entre ellos el hombre, pero tú mejor que yo, te sabes esa historia, yo te he contado únicamente lo que he apreciado durante el trayecto de mi larga vida, tómalo como tú quieras, como una verdad, o como una mentira, pero ahora te preguntó a ti, si ves en mí algún dejo de remordimiento o resentimiento por el hecho de haber estado en medio de la tormenta y no haberme mojado con la lluvia. No tío, yo sólo veo a un hombre que supo encontrar la paz venciendo sus debilidades.
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