Desde luego que existen muchos temas actuales que son motivo de preocupación para el mundo en el porvenir; sin embargo, no dejo de cuestionarme en el sentido de como definirán nuestra época los historiadores en el futuro, -si es que hay alguno-, esto, por lo que se refiere al sistema político, que todo parece indicar se encuentra en un momento altamente crítico y complicado.

Como es de suponer, esto nos lleva a la búsqueda de antecedentes en la historia, a través de la investigación, tal como lo plantea Carlos S. Fyat (1918-2016) “del qué, porqué, y para qué del Estado”.

Claro está, que en el transcurrir del tiempo podemos apreciar una continuidad del pensamiento y del obrar político que finalmente constituye las diversas formas en los modos de convivir políticamente. La cronología histórica muestra claramente las condiciones que se dieron para definir cada forma de gobierno, más aun, lo que demostraron poseer las personas con poder, fue sin duda una gran creatividad, valor y liderazgo, añadiendo una extraordinaria visión en la forma de hacer “política” y lograr y hacer lograr que funcionen su estrategia para cumplir con sus propósitos, buenos o malos.

Aristóteles (384-322 a. C.) estableció algunas categorías elementales en la forma de gobernar, que todavía hasta el día de hoy continuamos estudiando su opinión para comprender la realidad. Este incursionó en una amplia variedad de temas, incluyendo el de la política donde examinó la naturaleza del Estado, la ciudad-polis y la mejor forma de gobierno; de igual manera, formuló la idea de la “politeia” que se traduce como “constitución” o “forma de gobierno”.

Aristóteles refería, que en todas las ciudades la población se divide en tres partes los muy ricos, los muy pobres y la clase intermedia, reconoce que la “clase intermedia” es la más fácil de someter a la razón.  Refería: “es evidente entonces que la comunidad política mejor es la clase media, y que pueden tener un gran gobierno aquellas ciudades donde la clase media sea numerosa y muy superior a ambos extremos y si no, a uno u otro, pues agregándose produce la nivelación y evita la aparición de excesos contrarios”.

Es evidente la importancia que Aristóteles le daba a la clase media, pues el Estado donde es numerosa la clase media vive tranquila, y se originan con menos frecuencia revueltas y conflictos entre los ciudadanos. Por ello, en sus reflexiones se refería a “la estabilidad” y por ende al “buen gobierno” el cual debía sustentarse NO por la preponderancia de una clase rica, como la que se utiliza en las “oligarquías”, pero tampoco pobre como la que predomina en ciertas “democracias” aparentes, pues ésta marcada división es la que puede originar cambios repentinos que son la consecuencia de los grandes conflictos sociales.

De esta manera, en el devenir de los sistemas de gobierno, la historia nos marca en reiteradas ocasiones los síntomas principales cuando una nación con una constitución democrática empieza a ser atacada con una serie de acciones que constituyen aspectos claves en la erosión de la democracia, que como punto de partida es el limitar o aniquilar las instituciones democráticas, la desinformación y manipulación mediática y dividir a la ciudadana en buenos o malos, ricos o pobres.

Aunado a lo anterior, acompañando a esta sintomatología, es conveniente mencionar los personajes de la historia de diversas épocas que marcaron un claro perfil político orientado a gobernar de manera centralizada. Por ejemplo, en la época antigua, tenemos el caso del Emperador Augusto (Roma 27 a. C.- 14 d. C.) al entrar al poder, restringió contundentemente las decisiones del Senado, así como las instituciones públicas, acabando con la republica romana. Del mismo modo, Napoleón Bonaparte (Francia 1799-1814) quien después de la revolución francesa, emergió como líder de un gobierno autoritario y eventualmente se convirtió en Emperador de Francia, terminando con los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. De igual manera Benito Mussolini (Italia 1922-1943) fundador del fascismo italiano, aprovechando la desilusión publica con el gobierno existente, estableció el régimen dictatorial en Italia, su liderazgo cambio la forma de gobernar, promoviendo un estado totalitario con un fuerte control del partido y del líder.  Igualmente, Adolfo Hitler (Alemania 1933-1945) lideró el partido nacional socialista y se convirtió en canciller de Alemania en 1933, a través de un procedimiento democrático; sin embargo, en una especia de auto golpe de Estado se hizo del poder y su régimen nazi transformó la democracia alemana en Dictadura totalitaria, marcando el cambio radical en la forma de gobernar, iniciando la segunda guerra mundial. También es el caso de Fidel Castro (Cuba 1959-2008) tras la revolución cubana en contra de un mal gobierno, este se convirtió en el líder eterno de Cuba, su gobierno fue marcado por el socialismo, autoritarismo y el control estatal que devastó en muchos aspectos la vida cubana.

Para finalizar y respondiendo a la pregunta inicial, relativa de como definirán nuestra época los historiadores en el futuro, seguramente algún cronista describirá el desarrollo político actual como aquel en que la sociedad, no tomo conciencia del momento histórico y decisivo, al que se enfrentaba, respecto a su futuro político, y cambiaron la democracia por falsas ideologías obsoletas y arbitrarias de hacer la peor política, tal como la historia nos enseña.

Ojalá se haga cierta la frase célebre de Abraham Lincon quien dijo en una ocasión: “Puedes engañar a algunas personas todo el tiempo y a todas las personas algunas veces, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo”.