Qué bien se siente entrar a una tienda de autoservicio y encontrar productos hechos en Tamaulipas, sin duda alguna.
Los pueblos tienen que ir avanzando en diversos rubros, y el económico resulta fundamental: la gente debe aprender a trabajar y producir, a incorporarse al sistema productivo de alguna manera: como oficinista, funcionario, servidor, comerciante, industrial o como sea, pero hay que estar dentro de ese organigrama social que nos permitirá mejorar muchas cosas, y sobre todo, tener recursos suficientes como familia, como institución o negocio, y como entidad federativa, más, cuando vivimos los desplantes de una “Cuarta Transformación” rencorosa, vengativa y terrorista que a sus desiguales los ataca sin medir consecuencias y sin respetar ley alguna.
Y dentro de un país con una Transformación de Cuarta, Tamaulipas ha fijado una postura difícil pero necesaria, en el sentido de que no podemos ser rehenes de un tipo que sueña con figuras divinas y majestuosas donde solo se erige su figura omnipotente. En ese sentido, hay que destacar la postura del gobernador tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca al respecto.
Pero tenemos que participar todos.
Y es aquí donde se lleva a cabo una llamada “Feria de proveedores”, en tiendas de autoservicio de la capital tamaulipeca, impulsadas por la secretaría de Desarrollo Económico que dirige Carlos García González, y donde participan 40 proveedores con 250 productos hechos en la entidad.
Recordamos al buen amigo Francisco Lavín y sus productos a base de chile piquín, por citar un ejemplo, o a la familia Assad y su delicioso jocoque, y así, podemos ir uno a uno, pasando seguramente por un buen machacado tulteco, y más productos que son elaborados en la entidad y, por consiguiente, las regalías y utilidades se quedan en mayor parte en nuestro mismo estado: doble gusto, porque por una parte tenemos productos frescos y bien hechos y por otro lado ayudamos a mover la economía estatal.
Muchos de los exhibidos nacieron como productos meramente artesanales, o casi casi caseros, donde se hacían unos cuantos en el hogar y se comercializaban entre los amigos y familiares cercanos. Hoy es una realidad ver las etiquetas que rezan: “producto de Tamaulipas” o “Hecho en Tamaulipas” y así, que nos hacen sentir orgullosos de los nuestros.
¿Qué encontramos ahí? Productos que van dese alimentos, bebidas, higiene personal, limpieza del hogar y químicos de uso doméstico, destacando la carne seca, chorizo, sazonadores, botanas, salsas y cerveza artesanal, por mencionar algunos.
Es importante mencionar que en los últimos tres años, en la administración actual, el programa “Hecho en Tamaulipas” incrementó su directorio de empresas a 750, teniendo registro de 2 mil 211 productor meramente tamaulipecos.
El programa en mención ha permitido que muchos de nuestros paisanos hayan logrado un diseño de imagen de sus marcas, haber obtenido su código de barras y 183 con el registro de marca, es decir, dejan de ser caseras para convertirse en una realidad para la economía local y estatal.
Este tipo de noticias son las que realmente valen la pena de compartir. Dejando a los tramposos de la 4T y sus mentiras, pero haciendo énfasis en el hecho de que en esta entidad federativa hay mucha gente que quiere a México y hace mucho por él, propiciando el desarrollo de algún proyecto que incluye productos o bienes, servicios y algo que pueda compartirse y hacernos crecer como entidad.
Somos un estado fuerte, y la verdad es que hemos crecido mucho en estos últimos años, y ciego el que no quiera verlo.
¿Qué nos falta mucho aún? Nadie dijo que a estaba recorrido el camino, ni que habíamos llegado a la meta, pero de que vamos a muy buen ritmo hacia la cúspide, no hay ninguna duda.

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