Frase muy común que aplicaba en prácticamente todo, y que tenía que ver con la voluntad popular y el hecho de que los gobernantes escuchaban a sus representados para poder definir acciones y obras, proyectos y demás.
Hoy, está desprestigiada la frase y a veces o curre, aunque la mayoría de las ocasiones sigue siendo un pretexto a los caprichos de quien gobierna.
Un claro ejemplo lo vivimos en el país con la amañada consulta para los asuntos del aeropuerto que se construye y que, a finales de mes dejará de ser una promesa para convertirse en el mayor desperdicio de obra pública: un elefante blanco más.
Y en la provincia, en le llamado “interior de la República” hay otros conceptos, quizá porque las comunidades somos más cercanas, nos conocemos casi todos y hay un trato amable, casi familiar.
Los de provincia tenemos muchas cosas y externamos nuestras opiniones, aún cuando no nos hayan pedido opinión alguna: dejamos ver nuestros deseos y por lo general las obras responden a nuestros comentarios y necesidades.
No quiere decir que a veces seamos un poco -o mucho- necios, y queramos que se hagan las cosas como deseamos y no como deben de ser.
El ejemplo claro lo vimos con las obras de infraestructura para el agua, y en el 17 que, finalmente, se hizo con decisiones ajenas a la población, como sucedió con los drenes que construyen en el 17 Carrera Torres, y que para muchos será un problema mayor cuando llueva.
Pero hoy nos ocupa y preocupa el hecho de que hay la idea de convertir la calle Hidalgo en peatonal, y al parecer, se saldrán con la suya quienes no consideraron el impacto económico y más, y hay rehuido al verdadero problema de esta arteria.
La clale Hidalgo es la principal arteria del comercio, y hace mucho tiempo fue tomada por vendedores ambulantes que se apropiaron de todo y a los comerciantes los borraron.
Cerrar esta calle sería ahorcar el tráfico y complicar la subsistencia del comercio organizado, incrementar actos vandálicos y una serie de conflictos más que ya se han externado, pero al parecer tendremos una administración sorda a las opiniones populares.
Hay gente que toda su vida, por más de 40 o 50 años ha vivido en y de la calle Hidalgo, y definitivamente, su opinión es muy valiosa y debería tomarse en cuenta para decisiones tan importantes.
Dice el alcalde Xicoténcatl González que la cerrarán en la temporada navideña, y para muchos es el preámbulo para dejarla cerrada y finalmente dejar con un palmo de narices al comercio organizado local, para atender otro tipo de intereses.
Los comerciantes están muy enojados, pero les falta ese carácter para exigir lo que ellos creen que les conviene.
¿Los consumidores? Eso no importa porque realmente nunca ha importado, pese a que el mismo gobierno tiene instancias para que se respeten sus puntos de vista y sus necesidades. Eso es en el papel, porque realmente no funcionan esas procuradurías destinadas, aparentemente, a hacer valer nuestros derechos.
El cas es que realmente habrá un problema cuando se decida el cierra. No pedimos que hagan una encuesta apócrifa e ilegal como las de Morena y López, sino que nuestros gobernantes de repente salgan a la calle y se den la vuelta por sus banquetas, para escuchar de la ciudadanía cuáles son los problemas que tienen, sus proyectos y necesidades, y, en base a ello, tomar las decisiones correspondientes que sean más benéficas para un público mayor.
No se debe olvidar que quien gobierna es porque tuvo la confianza de la mayoría en una localidad, y esa mayoría también tiene sus puntos de vista y gusta de ser escuchada. Cuidado, ignorarlos puede ser letal.

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