¿Cuál es la diferencia entre un sistema político, social, económico, cultural y de gobierno, impuesto por un súper grupo de billonarios, dueños del poder global, o por el crimen organizado, si ambos tienen como único objetivo ganar dinero?, La diferencia es la manifestación de la intensidad y amplitud de la delincuencia.
A fines de los años 1800s en Estados Unidos se vivía un crecimiento económico y desarrollo tecnológico sin par. Era el país más avanzado del mundo, con un trío de poderosos multimillonarios y el 90% de la población ganando 30 dólares al mes, por debajo del umbral de pobreza. Banca, petróleo, ferrocarril, acero, tecnología, energía eléctrica, dieron poderío a ese país.
Estados Unidos vivía una etapa oscura, monopolista, explotadora del trabajador en condiciones laborales sin seguridad y pésimo salario. En el acero, 1 de cada 11 trabajadores moría al año, bajo un régimen político simpatizante de J. P. Morgan (Bank of America), Carnegie (rey del acero que posibilitó rascacielos y enormes ciudades), Rockefeller (el hombre más rico del mundo)
Su poderío fue capaz de bloquear candidatos a la presidencia que no simpatizaran con su monopolio acumulador de dinero y empobrecedor del trabajador. Sin barrera de contención, otros multimillonarios líderes se unen a estos personajes y dan otro paso para consolidar su poder al crear el Banco Mundial, que dicta lineamientos globales de política económica y social que los países que caen en sus insaciables garras vía deuda externa, deben implementar para continuar gozando de crédito.
El Banco Mundial, vía Fondo Monetario Internacional se apoderó de la facultad de los países de emitir moneda y de fijar su valor. El presidente demócrata, John F. Kennedy, el más joven candidato elegido presidente, de ideas fuera de su época respecto de derechos y de libertad, desafió al grupo de poder y preparaba a su país para recuperar la capacidad de emitir su moneda y salir de la opresión del Banco Mundial. En Dallas, Texas, hace 45 años, Kennedy murió asesinado en secrecía absoluta, la que culpó a Lee. H. Oswald, a quien prontamente asesinaron.
Múltiples culpables salieron a la opinión pública. Cuba, para impedir una invasión; la mafia, en represalia a la persecución que Robert Kennedy, Fiscal General implementó en su contra, los militares norteamericanos dolidos porque Kennedy les redujo el presupuesto y por ser pacifista, el vicepresidente Nixon por ser el ganador del homicidio. El Poder, desde las sombras, operó con éxito el homicidio, al igual que el crecimiento de su imperio