Porque lo viví lo puedo platicar, porque fui testigo lo puedo documentar, porque fui partícipe lo puedo reseñar; allá por 1993 la preocupación principal del Presidente Municipal de Matamoros Tomás Yarrington, además de rescatar a la ciudad del abandono y la apatía, era la de devolverle a nuestra ciudad el título de la “Atenas de Tamaulipas”.

Para lograrlo, encomendó la misión a quien representaba garantía de triunfo, solidez de carácter, capacidad probada y una amplia cultura, sí, a su esposa, María Antonieta Morales de Yarrington.

Ella, con gran sensibilidad, logró conjuntar un equipo de damas voluntarias para que llevaran a cabo el proyecto, el cual, desde sus inicios, se contemplaba 100% civil, pero apoyado irrestrictamente desde la presidencia municipal.

El grupo de damas lo conformaron en sus inicios; Florinda González, Sonia Villarreal, Isabel Cisneros y Rosa Leonor García, a ellas se unieron muchas más personas, pero en sus manos recayó la responsabilidad de presidir el patronato ya formado, en sus primeros 10 años de vida.

La sensibilidad de Tony, la fortaleza de Florinda, el carácter de Sonia, la dedicación de Chabelita, la preparación académica de Rosy, y el esfuerzo de todas las amas de casa y madres de familia que se unieron al sueño, se convirtió en el detonante necesario para conformar el patronato indispensable para dejar en manos de la sociedad civil una institución sólida, alejada por completo de los vaivenes políticos.

Las angustias y los desvelos tuvieron desde su concepción, una respuesta gratificante de parte de la ciudadanía, sus esfuerzos nunca han sido elitistas, pues es de todos conocido en Matamoros, que, de más de 60 sedes del Festival Cultural, en únicamente 2 se cobra el acceso, la ciudadanía entera disfruta plenamente los espectáculos Internacionales que durante el Otoño se presentan aquí.

Durante 30 Ediciones, quienes conforman el patronato han dedicado no solo tiempo y dinero, lo cual es de agradecer, sino también han dejado parte de su corazón y su alma en cada rincón sede, lo cual estoy seguro de que difícilmente los matamorenses podremos retribuir, han hecho historia todos los integrantes del Patronato hoy presidido por Edgar Tovar.

Al paso de los años estoy seguro de que todos los patrocinadores se sienten orgullosos de su participación, todos los presidentes municipales se sienten honrados por su realización, todos los miembros del patronato se sienten satisfechos con su esfuerzo, pues gran parte de la imagen positiva mundial que tiene nuestra ciudad, sin duda la debemos al Festival Internacional de Otoño que en 30 años se ha consolidado.

Que gran orgullo para ellos el ser parte de la historia que le devolvió a Matamoros el título de “La Atenas de Tamaulipas”.

Imposible mencionar a todos los integrantes del Patronato, porque son muchas almas sensibles que aportaron mucho en la consolidación, desde la presidencia del patronato hasta la operatividad de cada espectaculo, pero el reconocimiento es igual y la sociedad lo demuestra asistiendo y apoyando cada año a cada expresión cultural que proponen.

Seguramente ya estarán las nuevas generaciones listas para el relevo con la meta bien fija en la siguiente década del Festival Internacional de Otoño, a mí me resta solamente decir: Gracias Tony, Gracias Florinda, Gracias Sonia, Gracias Chabelita, Gracias Rosy, Gracias Edgar, y finalmente GRACIAS FIO.

 

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