Contundente, por decir lo menos, fue la noticia de la detención de Ovidio Guzmán hijo del Chapo, y es que las repercusiones internacionales que han sido muchas y serán todavía más, no tienen comparación con la tristeza que invade a más de uno de los actores políticos generadores de estrategias fallidas.

Si el gobierno de USA tendrá que cambiar el discurso de Biden para la reunión cumbre en México, eso será lo de menos, pues el cambio de mayor importancia en la jerga política local, será como aceptar desde la oposición extraviada la categórica respuesta a esas voces que aseguraban que el gobierno de México había pactado con los hijos del narcotraficante más celebre del país.

Acostumbrados a ser gobierno, no les cabe en el inmenso hueco de su cabeza, la posibilidad de que su enemigo íntimo y quien fuera según ellos un peligro para México, se convierta en un referente mundial de la lucha autentica contra el narcotráfico, con una estrategia totalmente diferente a la implementada por sus antecesores.

Los gobiernos panistas, aquellos que presumían de las manos limpias, no pueden borrar la historia, ellos fueron los que liberaron al Chapo del penal de máxima seguridad de Puente Grande en Jalisco y además lo hicieron vistiéndolo de policía, con la clara misión de crear un Cartel Nacional, tratando infructuosamente de abatir la violencia en los estados.

No fue así, los doce años del Panato culminaron con una carnicería en la que los daños colaterales fueron determinantes para lograr el cambio de siglas en el gobierno federal.

Podrán argüir muchos factores adicionales a la detención del imberbe, la geopolítica es fundamental para entender las acciones, pero la forma en que lo operan solo logra desprestigio para una oposición que al parecer gusta de permanecer extraviada.

La reunión cumbre de México-USA-Canadá resultará mucho más interesante ahora, el tema toral ya no será la lucha contra el narcotráfico, sino los logros y avances que ha tenido nuestro país en el compromiso adquirido con el Tratado de Libre Comercio, la sociedad estará a la expectativa para saber si los mandatarios de las dos potencias del norte, le darán un trato justo a su contraparte mexicana, o si persistirá la imagen de Obama y Trudeau, haciendo a un lado al Presidente de México.

En política nada es casualidad, así es que salen sobrando los comentarios sobre un posible tributo, sobre intervención de cuerpos de elite extranjeros y desde luego, sobre pactos con narcotraficantes.

México llega a la cumbre con varias cartas fuertes sobre la mesa: A.- Su posicionamiento en el Top 10 de la IED. B.- La fortaleza del Peso. C.- El incremento en el salario de los trabajadores mexicanos, no solo de la faja fronteriza, sino de todo el país. D.- Su régimen impositivo sin sobresaltos. E.- Una Bolsa de Valores mucho más remunerativa.  F.- Su control eficiente de la inseguridad pública.

Pero también llega con un país polarizado, en el que el actuar del gobierno no es para evitarlo, sino que en muchas ocasiones pareciera ser exactamente lo contrario, pero ante los visitantes extranjeros eso es “pecata minuta”, pues la polarización solo disminuye la participación electoral y eso a USA y Canadá los tiene sin cuidado.

Ellos harán negocios con quien esté al frente, sea del partido que sea, la balanza comercial es lo que les importa en este tipo de cumbres, no los diferendos de los aldeanos.

Los dos güeros vienen más interesados en el Litio mexicano que en las campañas mediáticas internas, pues saben bien que los compromisos son a largo plazo, y si algo les sobra a ellos es paciencia, además del dinero.

Los visitantes distinguidos se irán, después solo quedará para el recuerdo las campañas aquellas que acusaban al gobierno de convertir a la Guardia Nacional en la Migra extranjera de USA, de detener a Caro Quintero para entregárselo a la justicia americana, y la más reciente de que Ovidio era tributo para Biden.

Solo quedará en el país, la resaca fuerte de una embriaguez total de aquellos que sin sustento opinaban sobre un pacto con narcotraficantes, pues la detención de Ovidio Guzmán fue un GOLPE LETAL.

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