Resulta alarmante un informe sobre la erosión de la tierra en el mundo que da a conocer la Organización para la alimentación y la Agricultura FAO, de la Organización de las Naciones Unidas, que advierte de los avances agigantados de este fenómeno, que en definitiva afecta a los rendimientos de las actividades agropecuarias.
Es decir, los agricultores cada día y cada año tiene una merma en la cosecha de los granos, oleaginosas, cultivos perenes y alternativos. Lo mismo ocurre en otras actividades del como la producción de animales cárnicos de los cuales hay una demanda permanente, no obstante, a las influencias para evitar este tipo de consumos.
La FAO considera que si los gobiernos, los productores y organizaciones ambientalistas no aplican programas propios para conservar el equilibrio ecológico, ni modifica los ordenamientos de asentamientos humanos así como las modalidades del urbanismo en el 2050 el 90 por ciento de los suelos de la tierra serán improductivos.
Y por lo mismo estaría en riesgo la seguridad alimentaria de la población mundial. Entre las causas que identifica la FAO destaca el manejo inapropiados de los residuos no degradables, como es la modalidad de las toneladas de basura que se produce en las grandes ciudades.
De manera, que si los gobiernos se mantienen reacios a instrumentar una política agropecuaria propia y los hombres del campo no modernizan sus técnicas de cultivo, ni optimizan el uso del recurso agua, lo más probable es que en el 2050 o antes, haya se agudice la carencia de alimentos.
Lo cierto, es que cada año es más reducida la época invernal y es más prolongada el periodo del calor y no obstante al frío, los rayos del astro rey son más intensos y prolongados. Y a pesar de que hay nuevas formas de producir en espacios reducidos, los agricultores buscan superficies extensas, aunque obtengan bajos volúmenes de producción.
Y a pesar, que los gobiernos de los últimos 18 años impulsaron proyectos redituables, como son los acolchados o de invernadero, que se aplican desde los años 70 del siglo anterior en países como Alemania, muchos de estos han sido instalados por universidades, escuelas agropecuarias y productores de todos los tamaños, para quienes ha sido una novedad pero no una realidad, que se refleje en los mercados, donde los habitantes adquieres los comestibles mucho menos en la mesa de las familias.
En ese orden, es valido el reclamo de los agricultores y los ganaderos que se postraron en la cámara federal de legisladores mexicano durante el mes de noviembre, donde reclamaron recursos del gobierno federal para mantener ni siquiera para incrementar la productividad de sus predios.
Pero, qué se puede esperar de un ministerio de agricultura ?. Que únicamente ve al campo como una cosecha de votos para el partido gobernante. Y no una posibilidad de fortalecer la autonomía alimentaria. Pues ha quedado claro que los legítimos agricultores y ganaderos de está país, lo que menos tienen es color.
Si embargo, es entendible que su concepto de nación responde a practicas y modelos del último cuarto del siglo anterior, y no corresponde a las tendencias identificadas en el siglo 21, sino que tienen una férrea intención de que la economía mexicana obtenga ingresos y se fortalezca con la extracción de carburantes fósiles y no le apuesten a la extracción de metales, que hay en el país y que lo ubican como una potencia en el mundo.
Por ello es cuestionables, hasta dónde los responsables de la Secretaria de Energía “tiene los datos” de lo que hay en el suelo mexicano. Pero como precisamente los yacimientos de estos nuevos metales, como es el Litio, se ubica en el norte del país y no en la ruta del Tren Maya, lo más fácil es satanizarlo. O ignorarlo porque el último ex presidente priista durante su mandato lo concesionó a Chinos y Canadienses.