“La fuerza no viene de la capacidad física, viene de una indomable fuerza de voluntad” Mahatma Gandhi.
¿Que por qué sigo de pie? porque algo en mi interior me dice que no me rinda, ¿acaso llegará el día en que me venza al cansancio, a las frustraciones, a la resistencia de aquellos que sólo ven la vida como una forma de estar, sin tener en cuenta el motivo por el cual llegaron a existir. No hemos venido a imitar a nadie, como muchos lo reflejan en su comportamiento, porque de inicio, no somos iguales de entre nosotros, debemos consentirnos de origen como personas únicas e irrepetibles, pero, una vez que adquirimos las capacidades para emprender el camino, debemos tener siempre en cuenta, que jamás podremos caminar por la misma senda por la que caminaron aquellos de los que aprendimos nuestros primeros pasos.
Son tantos años ejercidos, mas no los considero perdidos, porque en cada surco que hice al horadar la tierra que parecía infértil, deposite una semilla de esperanza, y al ganarme la confianza del que escucha y siente, le dejé la fuerza de mi palabra y en ella la llave para liberar la voluntad cautiva por los temores que infundieron desesperanza.
Con cada esfuerzo se me va un poco de mi energía y la fuerza física parece agotada, mas, la indomable fuerza de voluntad sigue viva, como viva la flama que encendió la palabra del que me obsequiara la vida.
¿Que por qué sigo de pie? No pretendo fingir que no sé nada, es que me causa gozo el saber que mi voluntad está ligada a la voluntad suprema que me infunde con su palabra la fe para seguir insistiendo que mi paso por la vida tiene rumbo y sentido.
“Respondióles Jesús: Porque tenéis poca fe. Pues ciertamente os aseguro que si tuvierais fe tan grande como un granito de mostaza, podréis decir a ese monte: trasládate de aquí allá, y se trasladará; y nada os será imposible”. (Mt 17:19)
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