“El oportunista que no sirve para nada siempre hechiza a la chusma”…
Eurípides de Salamina
Jesús Reyes Heroles, uno de los ideólogos más relevantes –si no es que el más–del Partido Revolucionario Institucional, dejó para la posteridad una frase: En la política, la forma es fondo.
Pongo sobre la mesa nuevamente ese concepto por lo que hoy sucede en México en la antesala de la renovación de un alud de posiciones públicas, pero especialmente del Jefe del Poder Ejecutivo federal.
Prácticamente polarizadas en Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez las simpatías preelectorales en la encarnizada lucha por la Presidencia de la República, vale la pena lanzar en este escenario un vistazo al tercero en discordia, Samuel García, el aspirante al mismo puesto por Movimiento Ciudadano.
Parece el gobernador con licencia en Nuevo León un modelo de la euforia antisistémica que aparentemente está de moda en el mundo y está ganando elecciones en varios países, como acaba de suceder con Javier Milei en Argentina.
Si usted ve, oye o lee los discursos del chico naranja, casi toda su plataforma para ganar votos en 2024 se basa en la descalificación, satanizaciones, acusaciones y endoso de culpas sobre quienes ya han estado antes como inquilinos en Los Pinos.
Ojo: Las descalificaciones son sólo para los temporales residentes de la ex casa presidencial, porque a quien hoy no paga renta en Pâlacio Naconal no lo toca, como dicen que debe hacerse con las mujeres, ni con el pétalo de una rosa.
¿Podría ser Samuel el Milei mexicano?
Dios o el Diablo lo saben, pero si usted ve eso posible y simpatiza con el mandatario “regio”, como les gusta autonombrarse a los nuevoleoneses sin importar en que municipio vivan, sería conveniente que analizara si el niño–empresario es en realidad una opción saludable para nuestro país.
Revise usted la cauda de críticas y hasta insultos que lanza Samuel un día y otro también contra priístas y panistas y descubrirá algo que no se aprecia a simple vista: Por sus actitudes y acciones, el emecista es en la forma y fondo, citando otra vez a Reyes Heroles, un priísta irredento.
Juzgue usted: El priísta rancio, el del vilipendiado jurásico, tenía como regla general y con algunas muy notables excepciones, estas “cualidades”:
Abusivo, bravucón, chicharronero, mentiroso, ambicioso, dictatorial, perverso, megalomaníaco y muchas más lindezas por el estilo, que no cito por no cansar a quien esto lea.
Todos esos sedicentes atributos los reúne sin problema alguna Samuel García. Ni uno solo le falta a quien desde hoy ya ve a la banda presidencial cruzando su pecho.
¿En verdad se puede confiar en él?… En mi opinión ni por asomo, Es prácticamente igual que sus antecesores tricolores. La mayor parte de esas “medallas” mencionadas adornan su trayectoria y conducta pública, lo que lo convierte en la viva muestra de lo que condena con tanto ahínco.
Y sí, ya sé que esas peculiaridades las poseen todos los que corretean en esas parcelas, pero cuando se es lobo no se vale criticar al que aúlla menos o más sólo porque no lo dejan comer primero, porque a final de cuentas en la manada son lo mismo, lobos con un objetivo común: Medrar.
Como acostumbraba decir Elba Esther Gordillo: El que le tenga miedo a los espantos, que no salga de noche.
Ahí les dejo a su candidato naranja. Si en la forma piensan votar por él, sólo recuerden que en el fondo, en realidad estarían votando por el PRI.
En un juego de palabras, ese PRI al que tantos repudian tanto, pero del que por tantos años tantos se sirvieron …
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