Discapacidad, perspectiva de género y entorno son factores a tener en cuenta para desarrollar una estrategia contra la soledad. Muchas personas con discapacidad, en edad laboral, también se sienten solas. Una causa relevante de la soledad en personas con discapacidad es que el 40%, sobre todo mayores, no pueden residir en su entorno habitual.

Las relaciones humanas se mercantilizan. Antes había mayor contacto y relación de ayuda entre vecinos. 71% de las personas mayores de 65 años que están solas o se sienten solas, son mujeres. Las personas sordas que residen en centros residenciales cuyos profesionales no conocen la lengua de signos, ven cómo la soledad aumenta por aislamiento. Lo mismo sucede cuando la gente reside en casa y tiene atención domiciliaria, lo que puede generar abusos administrativos y verbales. Millones de personas viven atrapadas en su casa por no poder entrar y salir libremente.

A promover estrategias que impidan en lo posible trasmisión de microorganismos, como taparse la nariz o boca cuando se tose o estornuda, y lavarse frecuentemente las manos, sobre todo en grupos de alto riesgo de contagio de enfermedades infectocontagiosas, ancianos y bebés. Las partículas contagiosas permanecen en barandillas, botones y entran en contacto con otras personas. En esta década se incrementa en el mundo enfermedades consideradas desaparecidas y su reaparición se relaciona con movimientos anti vacunas. Las personas no vacunadas correctamente se convierten en medio de dispersión de microorganismos responsables de diferentes infecciones. Un lugar cerrado es escenario para adquirir patógenos y desarrollar una enfermedad infectocontagiosa.

Si una persona tiene gripe y durante su trayecto público tose, estornuda, y lo hace sin utilizar pañuelo o el brazo, genera partículas que se desplazan hacia otras personas, otras permanecerán en sus manos, se quedarán en distintos tipos de superficie o entrar en contacto con otras personas al saludarse.

La población expuesta a adquirir una enfermedad infectocontagiosa es la de los extremos de la vida (bebés y ancianos), o con enfermedad crónica o aguda o que debilite su sistema inmune. Las enfermedades bacterianas y virales que generan microorganismos susceptibles de transmitirse por vía aérea son la tosferina, difteria, faringitis por Estreptococo, tuberculosis, enfermedad meningocócica, varicela, rubéola, sarampión, gripe (virus Influenza), virus sincitial respiratorio y neumonía.

Entre las recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud emite para la reducción de la posibilidad de adquirir alguna infección en nuestra vida diaria, sobre todo para la población que utiliza el transporte público, figuran vacunación como medida de prevención fundamental, para niños y adultos, y la higiene de manos mediante el lavado con agua y jabón o con gel hidroalcohólico.

El ser humano dispone de un sistema inmune que trabaja a diario para proteger y evitar infecciones con microorganismos patógenos o para ser tolerante con otros microorganismos que pueden reportar beneficios para la salud de quienes los albergan. Hay que apoyar esta tarea constante con medidas de prevención.