Si deja de fumar ahora, al principio no percibirá que se encuentra mejor, sin embargo trae beneficios muy rápidos para la salud. En 3 meses, el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular se reduce tanto, que se aproxima al que tendría si no hubiera fumado nunca.

Algo similar ocurre con la dieta, más complejo que el tabaco pues entran en juego muchas sustancias, beneficiosas o perjudiciales según el tamaño de las raciones. Con la obesidad el daño puede ser muy rápido. Por ejemplo, el horario de trabajo afecta. Pasar de 8 horas diarias a 12, acota tiempo para actividad física, aumenta el peso corporal y riesgo cardiovascular.

Actividad física: En cuanto a lo que se consigue con la actividad física, es distinto de lo que se consigue al dejar de fumar o adoptar dieta saludable. Si al dejar el tabaco el riesgo de muerte prematura se reduce de manera inmediata, pero hay que esperar semanas o meses para que se note que se encuentra mejor, con la actividad física ocurre lo contrario. Lo primero que uno nota es que se encuentra mejor, y lo nota antes de que se reduzca de manera apreciable el riesgo de accidente cardiovascular y en muchas ocasiones se abandona al sentirse mejor por falta de disciplina.

Mucha gente ve las enfermedades cardiovasculares masculinas, pero son la primera causa de muerte en mujeres. En Europa, más de dos millones de mujeres mueren cada año por esta causa, 47 % de las muertes en población femenina. A cualquier edad beneficia cuidar la dieta y practicar actividad física. Válido para hombres, mujeres, niños y ancianos.

Hay estudios en personas mayores de 65 años que muestran que cuando baja el nivel de colesterol malo, se reduce el riesgo de accidentes cardiovasculares y la mortalidad. Igual se observa cuando se trata la hipertensión.

En la enfermedad cardiovascular la persona vive inmersa en lo que se llama factores de riesgo: vida sedentaria y dieta desequilibrada, que se inicia en la infancia. Luego, la arteriosclerosis se extiende lentamente, en silencio, sin provocar síntomas, entre los 20 y 40 años. Al final los problemas médicos graves; angina de pecho, infarto o embolia, a partir de los 45.

Es mejor actuar sobre los factores de riesgo en la infancia que no hacer nada hasta que la arteriosclerosis está presente. Mucho mejor actuar en las primeras fases de la arteriosclerosis que esperar a después del infarto. A hacer las paces con nuestro cuerpo. A dejar de castigarlo, para sentirse a gusto en él.