Todos hemos experimentado en más de una ocasión algún acontecimiento en nuestro día a día que nos llama la atención, esto, por el hecho de que se repite varias veces durante la semana o el mes en curso; en lo particular, en el mes de julio, varias personas me dijeron: Yo a usted lo conozco, dónde lo he visto; incluso, portando el cubrebocas, que disminuye la identificación de rasgos faciales, las personas me identificaron, y aunque algunos no lograron ubicar el lugar donde me conocieron, al final acertaron al recordar mi nombre, otros precisaron el tiempo y algunos atinaron en recordar datos sobre mi profesión; lo sorprendente es que la mayoría de ellas no habían tenido un trato directo conmigo o habían establecido alguna relación duradera donde ésta les hubiera facilitado el hecho de identificarme.

Un día llegué a una tienda de abarrotes que está de paso a mi casa, a la que solamente fui en dos ocasiones en el lapso de tres años, recuerdo que busqué en el refrigerador un refresco de sabor uva de una conocida marca, como no encontré, me llevé una bebida similar, entonces la persona que estaba a cargo del establecimiento me pregunta: ¿Ahora no va a llevar el refresco que toma?, su respuesta me sorprendió y lo felicité por tan buena memoria.

La capacidad para memorizar de la manera anteriormente señalada, tiene que ver con las habilidades analíticas que poseen las personas, porque buscan entre otras cosas un orden, coherencia, claridad y precisión, para lograr estructurar una experiencia que les llamó la atención en un espacio y tiempo determinado.

Seguramente, estas habilidades requieren de una práctica cotidiana, de otra manera, no podríamos explicar cómo ocurre lo contrario con personas con las cuales hemos estado relacionadas por un tiempo prolongado y no logran recordar el hecho de que existió dicha relación; aunque mi abuelo materno que en paz descanse, hombre de campo de escasa educación formal pero poseedor de una sabiduría natural, no estaba totalmente de acuerdo con esta concepción, pues decía, que no es que las personas no recordaran, el habernos conocido o haber entablado una relación con nosotros,  lo que ocurría, es que ya no tenían el más mínimo interés en evidenciar que existió o simplemente se hacían… los desmemoriados.

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