Cualquier enamorado reconoce las sensaciones: el corazón palpita fuerte, a toda velocidad, la respiración se acelera, las palmas de las manos se humedecen. Si la presencia de alguien genera esto, se atribuye a atracción por esa persona, sin embargo, podría ser miedo, ansiedad o estrés. El psicólogo Stanley Schachter en los 60s, descubrió que las emociones no son claras ni espontáneas, las determinan, una excitación psicológica y la etiqueta que le damos a ese sentimiento. Esto segundo lo definimos según el contexto en el que estemos. En ocasiones nuestro sistema de etiquetado falla (atribución errónea de la excitación).

En 1974 psicólogos de la Universidad de Columbia Británica, ingeniaron un experimento que mostró cómo la atribución errónea de la excitación afecta el sentimiento de atracción. Entrevistaron a diversos hombres que visitaban un parque. La entrevistadora, una bella mujer. La mitad de los entrevistados cruzaban un tambaleante puente colgante, cuando la mujer les pidió que participaran en su investigación, la otra mitad atravesaba un sólido puente de poca altura.

A todos los hombres se les pidió que miraran una foto -una mujer riéndose mientras se cubría el rosto- y que imaginaran la historia detrás de esa foto. La excusa era investigar los efectos de un bello escenario, como el del parque, sobre la creatividad. Al finalizar, la mujer les daba su número de teléfono y les decía que la llamaran si tenían preguntas sobre el estudio. Los investigadores hallaron que la mayoría de quienes llamaron a la mujer habían atravesado el puente colgante (más del doble) Además, las historias que escribieron tenían más contenido romántico y sexual. En el experimento con un entrevistador masculino en lugar de la bella mujer, casi nadie llamó.

¿La explicación? Muchos de los hombres que habían cruzado el puente colgante confundieron las sensaciones que les provocó el miedo inconsciente de caer -corazón latiendo rápido, respiración acelerada- con atracción. A lo largo de los años investigaciones muestran que el fenómeno de la atribución errónea de la excitación afecta sentimientos de atracción y amor y una gama de emociones: enojo, euforia, humor, miedo, incomodidad y erotismo.

Hay una explicación biológica. Estar enamorado o sentir miedo o ansiedad, (uno hace sentir muy bien y otro muy mal) provienen de cambios fisiológicos similares. Cuando nos sentimos amenazados o estresados se activa el sistema nervioso simpático, parte del sistema encargado de definir, luchar o escapar. Para preparar al cuerpo, el sistema simpático activa cambios que aceleran respiración y ritmo cardíaco. Al liberarse adrenalina y noradrenalina se afecta el estómago, siente “mariposas”, proceso que se siente al estar enamorado, llevando a que se puedan confundir las emociones, si el contexto no es claro.

Esto explica por qué las películas de terror son tan populares para ir en una cita. La excitación compartida realza sentimiento de atracción.

La atribución errónea de la excitación explica por qué muchas veces el “amor a primera vista” se diluye en poco tiempo y la persona que te deslumbraba, a las semanas no te mueve. Los expertos en relaciones descubrieron que la teoría de Schachter ayudar a fortalecer un vínculo, ya que muestra que la experiencia emocional es maleable.

Mientras que la excitación puede crear una sensación falsa de afecto entre dos personas que realmente no se aman, cuando sí hay amor pero la pareja se ve desgastada por la monotonía y otros factores, es posible revivir esa chispa compartiendo actividades que generan excitación. Se ha hallado que las parejas que comparten experiencias nuevas y desafiantes tienden a sentir niveles de atracción mayores que quienes no se salen de la rutina.