¿Qué de qué estoy hecho, me preguntas? si fuera barro no sentirÃa nada, porque fuera como un jarro vacÃo en su interior; pero por el dolor que siento hoy, yo dirÃa que soy de carne y hueso, mas, si hubiese sido creado con madera, igual sintiera dolor, cuando de un filoso tajo me arrancaran del árbol que me dio el esplendor que le agradara al carpintero para hacer el trabajo de sostener el cuerpo de mi Señor.
¿Qué de qué estoy hecho, me preguntas?, quizá esté hecho de lágrimas, de las mÃas y de las tuyas, de las que se quedaron en el interior de todos aquellos que esperaron una oportunidad para darle a la vida la sal que le da el sabor al mundo como lo desea el Redentor.
Estoy hecho de todo aquello que causa la crisis de emoción a este cuerpo que sin compasión someto a la tortura, a los sin sabores de la vida que generan amargura, pero también, de todos aquellos hechos que son la partitura de la música que se traduce en alegrÃa para el corazón; de las palabras benditas que se mencionan en la ocasión, para dar al espÃritu fuerza para vencer toda maldad que condiciona una ocasión de perdición para evitar el encuentro con el Salvador.
Estoy hecho de amor desde el vientre hasta la cuna, por tener la fortuna de ser hijo del Creador, estoy hecho de la frescura que baña por las mañanas la maravillosa naturaleza, y regala con su frescura, el poder para no perder la cordura.
Estoy hecho, de lo que es difÃcil de comprender, en un tiempo de confusión y de locura, donde se pierde la ilusión al vivir en la angostura, ocasionada por el temor a transitar por la espesura de una sociedad que censura la bondad y sólo se procura un escenario de aparente rectitud y de mesura.
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