Hace 200 años, 10% era español y criollo, 30% indígena, y 60% se constituía por 16 castas, no hemos superado lastres de la Colonia. El 10% de la población sabía leer y escribir. Durante 200 años nos dimos 16 cartas fundamentales de derecho público, y cambiamos 15 en menos de un siglo. La inestabilidad fue constante hasta la segunda y tercera década del pasado siglo. De 1821 a 1971 registramos 115 cambios en el titular del Poder Ejecutivo; 58 gobernantes individuales y siete cuerpos colectivos.
En 60 años de máxima ingobernabilidad tuvimos 95 gobernantes. Pronto el Poder Ejecutivo concentró mayor fuerza que el Legislativo y Judicial juntos. Marginado de la política vivió el pueblo mexicano por 3 siglos de coloniaje y 2 de anarquía y despotismo, cuando armó la Revolución sin saber intervenir en los asuntos de la Patria. La política ejercida pacíficamente, le es ajena; no sabía hacer observar sus derechos.
El sufragio universal, directo y secreto es para nosotros novedad. Estados Unidos tuvo que elegir entre Kennedy y Nixon, sólo votó 60% de electores. El pasado primero de julio, votó 75% de los ciudadanos, logro extraordinario, reacción de rechazo a la corrupción e ingobernabilidad. Toda sociedad tiene derecho a elegir. No hay otra manera de probar que podemos, aunque nos lleve tiempo.
Miguel Ángel Yunes, gobernador de Veracruz, cedió a nombrar 12 magistrados del Poder Judicial al Gobierno entrante de Cuitláhuac García. En mensaje afirmó que decidió no presentar al Congreso del Estado propuestas. “No hará nada que lastime la imagen de un gobierno que se ha caracterizado por su limpieza y apego a la ley, ese es nuestro registro histórico”, expresó.
Mientras, según López Obrador, 57 hospitales inaugurados por Peña Nieto estén en obra negra, aunque se dieron por concluidos y pagados, ¿o no? Se cuestiona el cambio por el que 30 millones de ciudadanos votaron en julio. Con la elección la tortura de oír la propaganda de los partidos concluyó, un enorme descanso mental para los mexicanos. El 1 de diciembre se presenta como el inicio del gran cambio. ¿México es tierra para caudillos o participación social a través de la democracia, la real división de Poderes y la rendición de cuentas clara, transparente, con la aplicación de responsabilidad ante fallas en el desempeño público por ineficiencia, omisión y corrupción?
¿López Obrador querrá y podrá remover la pudrición del sistema? Transformar una sociedad que hizo un modo de vida de la costumbre de “untar la mano” en todo trámite y conseguir aquello a lo que no tiene derecho, es difícil. El Sistema permitía que escurriera para todos, ahora sólo corre ríos de dinero para la alta burocracia y socios, y sus pistoleros, públicos y privados somete a los mexicanos al terror, a la extorsión, al secuestro, al despojo y al homicidio aislado o en grupo, como en Ayotzinapa.
México es suelo de impunidad y traición. Un reto fenomenal para López Obrador. Ojalá sea nacionalista y populista como presume y sus acciones lo demuestren.