“Una cualidad de la Justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia”….    Jean de la Bruyere

La justicia, entendida como un valor universal, nunca podrá tener esa dimensión si no es completa.

En otras palabras, aplicarla sólo en parte, dónde se pueda o como se pueda, a quien le toque en suerte o a quien se quiera, habla de una herramienta útil para intereses particulares, habla de venganzas, de abusos, de cobro de cuentas o de persecusiones muchas veces políticas, pero nunca de un atributo que en teoría debe medir con la misma vara a todos.

Pongo sobre la mesa este intento de reflexión por el caso recién actualizado del ex gobernador Eugenio Hernández Flores, recluido desde hace cinco años por un supuesto delito que tras ese lustro aún no se le ha podido probar, pero que haservido a sus enemigos –en este caso a uno solo– para mantenerlo en prisión en un evidente acto de revanchismo.

¿Por qué hacer énfasis en que la justicia, para serlo, debe ser completa?

Expongo mi percepción.

Hasta ahora, se ha manejado y mucho, la posibilidad de que el ya también ex gobernador Francisco García Cabeza de Vaca sea sometido a juicio y castigado, obviamente si se demuestra su culpabilidad, por sus presumibles abusos presupuestales en perjuicio del erario estatal, por las denuncias en su contra sobre nexos con la delincuencia y por una serie de ilícitos presuntamente perpetrados como titular del Ejecutivo tamaulipeco, ampliamente exhibidos ayer por el actual mandatario, Américo Villarreal Anaya.

Detallar las acusaciones sería perder el tiempo. Suficiententes reflectores les ha colocado el nuevo gobierno estatal para saber lo que duele y lastima a Tamaulipas el paso de esa administración.

Castigar esas acciones si se comprueban, sería justicia, sí, pero como señalé antes, sólo una parte de ella.

La otra parte es reparar el daño causado por la administración panista y por quien la encabezó, no sólo en lo que atañe a los estragos patrimoniales que de acuerdo a lo mostrado por el doctor Villarreal y detallado por los miembros de su gabinete, dejó como herencia el sexenio negro que acaba de concluir, sino también en el rescate de honras personales y heridas sociales registradas por muchas de sus
víctimas.

Esa es la otra parte de la justicia y en ella, se incluye el caso de Eugenio Hernández Flores.

Es hora de aplicar la justicia plena, al margen de odios personales e e intereses facciosos, en el proceso penal que mantiene al ex mandatario en una celda. Es hora, como apunta Miguel de Cervantes a través de su inmortal Quijote, de desfacer entuertos.

Ojalá sea así, porque la sociedad y gran parte de los ciudadanos tamaulipecos reclaman esa decisión.

En lo personal confío en el gobernador Américo Villarreal y por lo tanto confío en que en este gobierno, la justicia dejará de ser un arma política para ser ese valor completo que todos queremos…

EDUCACIÓN, DIVINO TESORO

El Ayuntamiento de Victoria acaba de hacer una de las mejores apuestas para estimular el desarrollo no sólo de esta capital, sino de la región.
Me refiero a cimentar ese avance en uno de los rubros que mayores beneficios arroja a la sociedad: La educación.

En palabras del Secretario de Desarrollo Económico, Jorge Bello, Ciudad Victoria cuenta con una de las mejores ofertas educativas del estado y del país con una matrícula de 47 mil alumnos.

Leído así no pasa de ser una buena cifra, pero manejar esa capacidad educativa como detonante de la actividad industrial es otra historia, dada la calidad de la enseñanza media superior y superior de la que goza esta comunidad. Coincido con él en que es un sólido factor de atracción para la inversión y fortalecimiento tecnológico de la zona centro.

Bien por el Ayuntamiento victorense y bien por el alcalde Eduardo Gattás, que valora en su justa dimensión el potencial docente capitalino.

Soplan aires de progreso para los victorenses…
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