Pisa firme, para que dejes una huella muy precisa de tu paso por la tierra, pero pisa con suma cautela, porque si lo haces un tanto descuidado, sin ver por dónde vas, podrías dar un mal paso, y entonces, la impresión que dejes al caer, no pueda ser muy bien definida, tanto como para decir, que en la vida no fuiste muy feliz, porque siempre te sentiste perdido.
Camina pues, con paso decidido, tal y como si supieras a dónde vas, tal vez vayas buscando sitios conocidos, para que cuando llegues, puedas sentirte parte del lugar, y así los demás te puedan identificar, diciendo que eres conocido.
Ten siempre muy presente, que debes con detenimiento observar, quién camina a tu lado, quién se ha quedado atrás, y quién se adelantó en el camino, seguro estoy, que al único al que podrás recordar, será a aquél que caminó siempre contigo.
Si de tanto caminar, de pronto sientes estar confundido, no dudes en pararte a descansar, porque quien camina sin parar, pudiera en el largo recorrido, perder el sentido de saber dónde se está y peor aún, saber la verdad de quién se es en realidad.
Que no te dé miedo caminar, pues sólo así podrás encontrar lo que tanto estás buscando, no tengas miedo y sigue caminando, que Dios te dirá cuando parar, y hasta entonces, podrás saber quién eres en realidad, una buena alma que a pesar de haber equivocado muchas veces el camino, llegará por fin al lugar indicado, y ahí encontrarás la paz que tanto habías anhelado y se llama: eternidad.

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