Cerca… lejos, aquí… allá, en la tierra… en el cielo, en el bullicio… en la soledad, y yo encerrado en mis pensamientos, caminando lento, tratando de sonreír, de ser congruente, de sentirme agradecido, sintiendo que mi inteligencia me tiene que servir para adaptarme a un entorno sumamente denso, a un aire enrarecido, a escenarios repetidos, sometido a la voluntad que me marca el tiempo inexpresivo y no a mis deseos otrora concedidos, esperando… observando, recibiendo…dando, poco… mucho…nada., dejando que el sol llegue a mi piel sólo lo necesario, dejando que el aire sacuda las partículas que se acumulan por la estática, oyendo… escuchando, parado… sentado, despertando…durmiendo, estresado…relajado, angustiado… deprimido, pero viviendo y sobreviviendo a lo inesperado.
Estoy aquí, cansado…descansado, caminando…parando, en movimiento pasivo…equilibrado…descoordinado, atento…distraído, consciente…ausente, pero convencido, de que es lo más prudente y no por eso reniego, no por el hecho de escribir lo que muchos han de estar sintiendo en este confinamiento necesario, y no lo menciono para recibir el consuelo de los que piensan son más afortunados, porque consolar debemos todos, a los que han perdido algo más que la paciencia, la calma y la alegría de los que nos concebimos como vivos, consolar debemos a los de pérdidas mayores.
Estoy aquí, y de ninguno me olvido, y a Dios le pedido les de paz aún cuando la tormenta no haya cedido, y que sea la fe nuestro mayor activo para no perder la esperanza, de que el día menos pensado, todo volverá, mas no a ser lo mismo, volverá, siendo poseedores de plena consciencia, de lo que tenemos en vida.
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