No dejes que el viento, que es transporte del vital mensaje de grandeza, se pierda en el infinito de la irrealidad y la bajeza, aleja de ti la indiferencia que priva en los inanimados cuerpos, que buscando el ideal de vida, nunca logran alcanzar tan deseada meta.

Deja ya de lamentar tu imaginaria flaqueza, por creer que te has podido contagiar de la pereza de aquellos que aceptan el mal de la tristeza, para navegar en el mar de la insatisfacción y la pobreza.

Si has de callar, calla, pero no permitas que nadie te robe la grandeza por no hablar, pensando que el silencio es en ti una señal de cobardía y de tibieza.

No te dejes abatir por la soledad del desierto del que no tiene fe y que al estar frente a la fuente de agua viva, de la abundancia del amor y la riqueza espiritual, en su desesperación, muere de sed por no querer ver tan magnánima proeza.

Los que dicen estar y no están, se encuentran fuera de la frecuencia de la paz y la armonía, buscando en donde no hay, encontrando sólo desdicha  en su andar de cada día.

Que nadie te robe tu divina identidad, tú estás aquí y ahora, que no te hagan pensar, que tu tiempo no esté y tu destino no es aquí, y que tu barca está próxima a partir, porque Dios está contigo  y lo que él te tiene reservado siempre será mejor que aquello que te hace dudar de tí.

Y estando yo en este inesperado trance, desperté de pronto a mi realidad, y vi el paso a paso y el caminar de los que dicen tener vitalidad y sólo luchan por sobrevivir, ahora para ellos  el tiempo no existe, viven el día a día, en ocasiones sin sonreír, sin sueño, pues de llegar la edad de su vigencia, la vida, la vida continuará, contigo o sin tí.

La vida para aquellos que han perdido la fe y la esperanza, cada noche antes de dormir es una despedida, pues no tienen la confianza de abrir los ojos para recibir la luz de la mañana.

Cenizas quedan del ser, algunas caen al suelo para confundirse con él, otras, las que mayor aspiración tienen, se levantan al vuelo, del paso del viento de la alabanza, para llevar el mensaje al cielo, de que más que ser un recuerdo, es una oportunidad para vivir.

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