Qué bien se está aquí, compartiendo contigo mi tiempo, mi vida, mi todo; toco la calidez de tu cuerpo a través de mi mano, escucho la suavidad de tu voz, te veo y me ves, me siento seguro a tu lado y te sientes segura conmigo, todas nuestras diferencias resultan ser sólo pretextos, para llamar nuestra atención cuando parecemos ausentes, cuando parecemos extraviados en nuestras complicaciones, generadas por la inconciencia de no atender nuestras necesidades a tiempo, más que las materiales, las de carácter personal que involucran sentimientos, emociones diversas y anhelos incumplidos, que nos hacen olvidar temporalmente lo afortunados que somos y hemos sido al caminar juntos durante tanto tiempo, por el mismo espacio.
Qué bien se está aquí y ahora, como seguramente nos sentimos ayer cuando existía sólo una prioridad, el estar el uno para el otro, confiados en el amor y nutriendo nuestra fe, para seguir contando, como siempre, con la ayuda de Dios, que vio con buenos ojos nuestra comunión y bendijo nuestra unidad para ser uno solo cuerpo, complementándose de manera equitativa y justa, para no perder el camino.
Qué bien se está aquí, sintiendo la paz al saber que en mí no ha existido la soledad, porque he tenido como bendición el contar siempre con el amor de Cristo, el amor de mi madre y tu amor, que han consolado mi cuerpo y han fortalecido mi espíritu, permitiéndome con ello, estar donde el Padre Celestial quiere que esté.
Lo que Dios unió no lo separe el hombre, seguiremos en comunión, fortaleciendo nuestro espíritu y agradeciéndole su bendición.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com