Tengo todo el espacio del mundo para escribir, como en un libro en blanco, y siendo infinito el universo entero, mi pensamiento está lleno de lo que no he escrito, cuando el corazón pletórico de ilusiones, y en la imposibilidad de hacer del amor sentido, una y mil canciones, para podértelas cantar y no perder detalle de tan bellas emociones, prefiere enaltecer las oraciones dejándolas volar, sin tener qué hablar por ello de puras decepciones, es mejor que formen los versos de las poesías de mi sentir principal, para que transformen los sentimientos mágicos donde abundan las fantasías y visiones, en una realidad con la que un día, solamente se podía soñar.
Por eso y más razones, para éste ser donde habita una divinidad, que me hace fuerte cuando soy débil, siempre dispuesto a luchar, no pierde la esperanza en volverse a levantar, cuando por confiado o por torpeza, sin perder la nobleza se vuelve a levantar, y sin la pesadumbre de sentir el peso del fracaso, le da a la vida un fuerte abrazo para hacerla sentir que lo que este poeta siente no ha de pasar, sino que quedará para siempre en el corazón de los que un día, pudiendo hablar nunca lo hicieron y los que pudieron sentir, no sintieron, se perdieron en un voltear de la hoja del libro de la historia de su comunidad, sin podérseles recordar sin pena ni gloria.
Tengo todo el espacio del mundo, y como parte que soy del universo infinito, no me considero perdido, porque Dios ilumina el sendero por donde he de pasar, pues hago de su voluntad la mía, para que nadie en la vida se quede sin amar, y si en mi afán me equivoco, al Señor le pido una nueva oportunidad, hasta que mi espíritu misionero, cumpla con el motivo que lo trajo a la tierra.
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