El Senado de la República se ha caracterizado por ser criadero de Gobernadores, y Tamaulipas es buen ejemplo de ello: antes de ser mandatarios estatales, un  buen número de ellos levantaron el dedito en la cámara alta del Congreso de la Unión:

Enrique Cárdenas González, Emilio Martínez Manautou, Américo Villarreal Guerra, Manuel Cavazos Lerma, Cabeza de Vaca.

Eugenio Hernández Flores fue una excepción pues él tuvo una gestión legislativa pero como diputado federal aunque por un período de solo tres meses y medio, del 1 de septiembre del año 2000, al 15 de diciembre del mismo año.  

Bueno pues ahora parece confirmarse que Geño reverdecerá labores en el Congreso de la Unión cuando el Partido Verde lo registre como su abanderado para competir por un escaño, reservándole además un espacio de primera minoría.

Por su historia política personal, el ingeniero Hernández Flores mantiene un alto número de simpatizantes en todo el territorio cuerudo, pues siempre ejerció una política de puertas abiertas y no hizo distingos entre los segmentos sociales.

Por lo demás, el Senado es una institución donde jubilan a políticos de carrera, generalmente de edad senecta, aunque con claras excepciones. Eugenio está en una edad de madurez y experiencia acumulada, que puede aportar mucho a México y a Tamaulipas.

Otra buena noticia que podría producirse en los siguientes días, es la confirmación de la excarcelación de Tomás Yarrington Ruvalcaba luego de una reclusión de poco más de seis años en el extranjero.

No está confirmado, pero existen versiones de que la mano negra de Cabeza de Vaca estuvo detrás del mecanismo judicial gringo que se activó para privar de la libertad del ex mandatario nativo de Matamoros.

Cabeza de Vaca fue un cacique político que ahora está de capa caída, por los excesos y abusos cometidos a la sombra del poder. Es prófugo de la justicia y lo persiguen hasta en el extranjero.

Por cierto, el auditor superior del Estado Jorge Espino Ascanio sigue empecinado en mantenerse en el cargo a pesar de que el Congreso local extendió nombramiento a un sustituto.

Espino le debe el cargo a Cabeza de Vaca, de quien fue empleado en el gobierno municipal cuando Francisco tuvo en sus manos el Ayuntamiento de Reynosa, y a eso se atiene para encerrarse a piedra y lodo e impedir el relevo.

Jorge Espino se ha amparado para tratar de evitar que el Congreso local conozca los movimientos financieros que hizo bajo las instrucciones de Cabeza de Vaca, presumiblemente plagadas de irregularidades.

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