La mayoría de las funciones biológicas relacionadas con la edad alcanzan su máximo a los 30 años y empiezan a descender sin ejercer efecto en la actividad cotidiana, por tanto, más que envejecer, las enfermedades son las responsables de la pérdida de la función por edad. Este deterioro asociado con envejecer es secundario en parte al estilo de vida, conducta, dieta y ambiente, por lo que es modificable.
El ejercicio aeróbico previene o revierte la disminución de la capacidad máxima de ejercitarse, la fuerza muscular y la tolerancia a la glucosa en ancianos sanos, sedentarios. Sólo 10% de los ancianos practica actividad física en forma regular durante 30 minutos 5 veces a la semana. 40% practica mínima cantidad de ejercicio.
Beneficios de la actividad física: Reducción de la tasa de mortalidad, incluso en fumadores y obesos. Preservación de la fuerza músculo-esquelética, la capacidad aeróbica y densidad ósea, lo que contribuye a mayor movilidad e independencia. Reducción del riesgo de obesidad. Prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, cáncer de colon y trastornos del estado de ánimo. Prevención de caídas y lesiones a través del aumento de la fuerza muscular, equilibrio, coordinación, función de las articulaciones y la resistencia. Aumento de la capacidad funcional. Oportunidad para la interacción social. Mayor sensación de bienestar. Mejor calidad del sueño.
La actividad física es una de las pocas intervenciones que pueden restablecer la capacidad fisiológica perdida. El ejercicio es el movimiento que genera un gasto aeróbico y aumento de la frecuencia cardíaca. La actividad física sencilla (caminar, jardinería) tiene beneficios para las personas mayores, en especial mayores de 70s. La actividad física, sin gasto aeróbico o cardioaceleración, se recomienda para aquellos con limitaciones de movilidad.
Los programas de ejercicio más intenso que la caminata incluyen cualquier combinación de 4 tipos: resistencia, fortalecimiento muscular, entrenamiento del equilibrio y flexibilidad. La combinación de ejercicios depende del estado de salud del paciente y su nivel de rendimiento. Un programa de ejercicios sentado con pesas para fuerza y movimientos repetidos para el entrenamiento de resistencia, es útil en pacientes con dificultad para permanecer de pie y caminar. Ejercicio acuático se sugieren a pacientes con artritis. De todos los tipos, los de resistencia (caminata, ciclismo, danza, natación, ejercicio aeróbico de bajo impacto) se asocian con más beneficios para la salud. Los programas de fortalecimiento muscular de alta intensidad son para adultos mayores frágiles o con sarcopenia.
Los fármacos que causan hipotensión ortostática, hipnóticos, antidepresivos, antihipertensivos, ansiolíticos, diuréticos) debe reducirse para evitar los síntomas ortostáticos a causa de la pérdida de líquido durante el ejercicio. En estos pacientes, la ingesta de líquido es vital durante el ejercicio. Algunos sedantes aumentan el riesgo de caídas. Se debe reducir la dosis para que el ejercicio sea seguro y que el paciente cumpla el plan de ejercicios. Actualmente las personas mayores de 65 años se encuentran en mejores condiciones de salud que sus ancestros y conservan este estado durante más tiempo.