“La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido…”

Gabriel García Márquez 

Son este viernes y sábado, sin duda, días de recuerdos marcados a fuego en nuestros pensamientos, cuerpos y almas.

Son días de llorar por la falta física de nuestros seres queridos, pero también son días para volver a reír con las gratas vivencias que compartimos muchas veces con quienes nos entregaron en vida un beso, un abrazo, una lección o hasta un saludo. Son ellas y ellos, que siempre están y estarán al lado nuestro en espíritu y sentimientos.

Hoy quiero rendir un modestísimo pero cálido homenaje a quienes se adelantaron en el camino de mi vida profesional. De todos aprendí y todos me dejaron una huella que al tenerlos presentes no he permitido que se desvanezca.

Para no cansar a quien me honre con leer estas líneas, sólo citaré sus nombres y uno de los muchos valores que me legaron. Con su permiso:

La visión periodística de Don José Villarreal Caballero; la maestría para escribir de Don Alfonso Pesil; el sarcamo de Daniel Ulloa; el no saber rendirse de Héctor Miguel Chávez; el respeto de Jorge Rodríguez Treviño; el diseño genial de Javier Ramírez Nava; la sinceridad de Rubén Dueñas; las primeras lecciones de Mario Morales en Tampico; la solidaridad excepcional de Angel Vázquez.

La fe en mi trabajo de Adrián Valero; la humildad de Jesús Arzola; la alegría de Cuquis Garza; la honestidad de Julio César Camposeco; la entrega de Roberto Sepúlveda; el arrojo de Héctor González; la perseverancia de Antonio de la Cruz; la bonhomía de Enrique Pedroza; la paciencia de José Luis Avila; el entusiasmo de Paco Rubio y el incansable apoyo de Andrés Espinosa, así como tantos y tantos atributos de muchos más, quienes por falta de espacio no alcanzo a citar sus nombres, pero cuyo ejemplo sigue aquí.

A todos los llevo en el mejor de mis archivos sentimentales: En el del aprecio y reconocimiento. Hasta luego, queridos amigos y maestros.

EL DOLOR Y LOS BUENOS RECUERDOS

En paralelo, no puedo omitir otros ejemplos de cómo se mezcla el dolor con los buenos momentos.

Para quienes en mi familia ya no están cerca, dejo en este espacio mi pesar por ya no tocarlos, mi enorme deseo de poder abrazarlos, mis mejores experiencias por sus cuidados y enseñanzas y todo mi amor que no vencerá el tiempo.

Los sigo amando Don Chepe y Doña Mary, Don Pancho y Doña Paz, recordando a mis hermanos por elección Abel y Lalo; y en forma especial mi cariño pleno para mi linda hermana Verónica, cuya reciente pérdida me dejó sin parte de mi corazón y a quien más extraño hasta ahora.

Los querré eternamente papá y mamá, suegros entrañables y a todos quienes me dijeron adiós pero que considero un hasta luego. Dios esté con ustedes…

UAT: EL OTRO LOGRO

Aún en medio de días de duelo, hay espacio para reconocimientos.

Uno de ellos es para la Universidad Autónoma de Tamaulipas, mi querida UAT, por el esfuerzo que despliegan hoy sus autoridades para unificar en estos momentos a todas las facultades y escuelas que la integran.

Qué importante es lo que está haciendo el rector Dámaso Anaya en el interior de esta casa de estudios. Su recorrido por todos sus centros de enseñanza para celebrar aniversarios de fundación, eventos académicos, acercamientos con la sociedad y programas de vinculación en cada  plantel, es una fórmula, hay que decirlo sin falsos rubores, no había visto en administraciones anteriores.

Suena a halago simple, pero en descargo de esa percepciòn, también es una verdad. Nadie había dedicado tanto tiempo de la Rectoría pata hacer sentir directamente a los universitarios, docentes y discentes, que todos navegan en el mismo barco y que trabajando parejo el éxito será para todos.

El lema de Dámaso Anaya es la universidad del humanismo, logro que está consolidando. Para su servidor, debería ser el de la universidad de la unidad. Hasta pronto…

X: @LABERINTOS_HOY