“En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar”…
Sir Francis Bacon
La frase fue durante muchos años en la política mexicana, una especie de verdad bíblica:
“Vale más ser cabeza de ratón, que cola de león”…
Esas palabras se referían al beneficio que aportaba ser gobernador de un Estado sobre, inclusive, ser Secretario del gabinete federal.
Eran días dorados para los mandatarios estatales, antaño todos emanados del PRI. Disfrutaban de un poder casi omnímodo y podían hacer y deshacer en sus respectivas ínsulas mediante la regla no escrita de hacer sentir como un semidios al Presidente de la República en turno. Priísta también, desde luego.
En ese sentido, para el Ejecutivo nacional nada ha cambiado. La actual generación partidista en el poder, acunada y alimentada en el tricolor, hace exactamente lo mismo: Ofrecer una lealtad sin cortapisas a cambio de recibir más gracia que justicia. Sin embargo, en lo que se refiere a las bondades para los gobernadores,es otra historia.
En esas parcelas el presente dista mucho del pasado. Aunque aún conservan una amplia gama de atribuciones, casi todos están acotados. Aquella cabeza de ratón que se daba el lujo de despreciar una cartera federal, hoy en muchas ocasiones no sólo no disfruta su puesto, sino por el contrario, lo sufre.
Viene al caso todo este margallate dialéctico por las especulaciones sobre lo que pasará en Tamaulipas en la cercana administración de Américo Villarreal Anaya, con un escenario repleto de conflictos políticos, persecusiones legaloides, agravios a granel, poderes divididos por su origen partidista y un atraso económico derivado de la hasta ahora hipertensa relación del mandatario saliente con el gobierno federal, aderezado con el feroz divorcio del primero con los medios de comunicación tamaulipecos.
Especulaciones van y especulaciones vienen sobre lo que está haciendo y hará el todavía gobernador electo, al darse a conocer una serie de reuniones con autoridades federales en diversas áreas, en especial la de Gobernación y la de Seguridad Pública, con cuyos titulares ya intercambió impresiones en forma muy reciente el doctor.
Que nadie se espante ni se rasgue las vestiduras por eso. Sin duda una de las funciones de un gobernador es avanzar de la mano con el gobierno federal. Sin el apoyo de ese orden público toda lucha estará perdida y todo esfuerzo será infructuoso. ¡Por supuesto que Américo debe trabajar de acuerdo con ese nivel de autoridad!
Olvídense de jugar al vidente para interpretar como sometimiento las reuniones y diálogos de Américo con esas instancias. Deberá seguir haciéndolo porque es imprescindible. Tamaulipas necesita ese entendimiento y sentar las bases de acuerdos es la primera asignatura que debe aprobar el doctor.
Bienvenidos los acuerdos, gobernador electo. Harán falta para mitigar el caos que han dejado los desencuentros.
No importa ser como antes se decía, cabeza de ratón. Lo importante, es entenderse con el león…
VINCULACIÓN, EL COMPLEMENTO
Para que una universidad rinda frutos significativos en el desarrollo de su comunidad no basta producir oleadas de nuevos profesionales. Se requiere también de un factor que por fortuna en Tamaulipas se da en forma permanente: La vinculación con la sociedad.
En los días cercanos hemos sido testigos de varias pruebas de que ese valor se impulsa en la UAT. Reuniones para apoyar a citricultores, para coadyuvar con empresarios y hasta en aportaciones a temas de salud como es el campo de la oncología, dan fe de esos objetivos.
Me parece plausible ese perfil que desde hace varias rectorías han sido una constante en la UAT y que ahora Guillermo Mendoza ha retomado con nuevos bríos. Una universidad con vinculación social es una excelente forma de devolver a los ciudadanos su apoyo. Que sigan ese camino…
Twitter: @LABERINTOS_HOY