“No hay enemigo peor que el que trae rostro de amigo…”
Juan Ruiz De Alarcón
El Congreso de Tamaulipas, poder público autónomo por definición constitucional, en ocasiones olvida sus funciones o por lo menos algunas de ellas.
No es nuevo esto. Sin importar los colores o siglas del poder en turno –llámese PRI, PAN o MORENA– la Cámara Local de Diputados ha sido con frecuencia un apéndice de estrategias ajenas. Para no herir susceptibilidades no menciono de dónde proceden.
Hoy, el caso de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Tamaulipas, es un nuevo ejemplo de la mecánica mental que en esta patria chica rige a la mayoría de los inquilinos de una curul, escenario en el cual una sola palabra parece perfilar sus decisiones: Sumisión.
Tras de que en el ámbito federal la fracción mayoritaria de la Cámara Baja escribió una nefasta página en la historia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al mantener en la presidencia a Rosario Piedra –es su apellido no el material de su cabeza– algunos diputados locales tuvieron la peregrina idea de ir más allá de hincar una rodilla en tierra, para tratar de impulsar la desaparición de la CODHET, con el argumento de que “habría que analizar” si es un organismo necesario.
Válgame Dios.
No sé si con el tiempo lograrán ese objetivo, pero ante la magnitud de este disparate, me reconforta que por lo menos una voz aporte una dosis de sensatez, mesura y congruencia sobre ese tema: La de Taidé Garza Guerra, presidenta precisamente de esa Comisión estatal.
Palabras más, palabras menos, esta fue y es la respuesta de la abogada:
“La CODHET debe prevalecer porque sirve de contrapeso, que al ser autónomo no está sujeto a la influencia de los poderes del Estado y eso le permite actuar de manera independiente en la defensa de los derechos humanos”.
Para su servidor, lo anterior se puede sintetizar en una frase:
Esta Comisión ha sido y es un freno a los abusos del poder, sea público o particular. De ese perfil, en lo local como en lo federal, ese organismo ha dado cuenta sobrada a lo largo de su historia, excluyendo en forma lamentable la que le corresponde a Doña Rosario.
Pudiera bastar lo expuesto para demostrar que la CODHET no sólo es necesaria sino indispensable en la vida política y social de Tamaulipas, pero si eso no fuera suficiente, les recuerdo en este espacio a esos diputados o diputadas que tratar de eliminar a la misma significa no sólo una torpeza, sino una confrontación directa con la prioridad absoluta que la administración de Américo Villarreal Anaya ha otorgado al humanismo.
Es precisamente el humanismo lo que dio origen a institucionalizar en México la defensa de los derechos humanos y es ese humanismo lo que por fortuna define los programas y acciones del Gobernador. El concepto y la aplicación de ese valor fundamental es forma y fondo del presente sexenio estatal.
Flaca memoria tienen esos legisladores que por congraciarse con intereses ajenos y alejados de la realidad tamaulipeca olvidan el escenario que los cobija y al hacerlo, voluntaria o involuntariamente, asumen el papel de enemigos íntimos de la visión social del actual gobierno.
Ojalá sea torpeza. Lo grave sería que fuera una traición…
X: @LABERINTOS_HOY