En la entrada pasada, como recordarán los lectores que me honran con su consideración a mis artículos, comentaba que las mujeres mexicanas obtuvimos el derecho a votar y ser votadas en el ámbito federal el 17 de octubre de 1953. La lucha de muchas mujeres finalmente fue reconocida en la Constitución logrando la igualdad política. De una de esas grandes mujeres escribo hoy: Elvia Carrillo Puerto. Elvia perteneció a una familia grande de clase media, tuvo trece hermanos, nueve hombres y cuatro mujeres. Nació en Yucatán, en la población de Motul que se localiza a 35 km de Mérida el 30 de enero de 1881. Motul se encuentra en la región henequenera de Yucatán y su padre, quien se dedicaba al comercio, tenía una tienda que ocupaba el frente de la casa y daba al parque principal de la localidad.

Cómo todas las hijas de Adela Puerto y de Justiniano Carrillo, Elvia estudió en el Liceo de Niñas de Motul junto a sus hermanas pero posteriormente continuó sus estudios en forma particular con el párroco local de nombre Serafín García. Autodidacta, también trabajo como profesora y es considerada como alumna de pluma de la maestra y poeta Rita Cetina Gutiérrez, de cuya revista La Siempreviva Elvia tomó sus primeros conocimientos sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Años después, Elvia usaría el nombre de su gran maestra para nombrar a la “Liga Feminista Rita Cetina”. Por otra parte hablaba la lengua maya y comenzó a promover sus ideas entre las mujeres de su región.

Conforme a las costumbres de su época, Elvia se casó muy joven, a la edad de 19 años, con Vicente Pérez Mendiburu y tuvo dos hijos con él, Marcial y Gloria. Tristemente, Gloria falleció a los tres días de nacida. Su hijo Marcial la acompañó el resto de su vida. Inusualmente para aquel momento, Elvia se separó de Vicente Pérez en 1912 y se casó posteriormente con Francisco Barroso, en 1917, de quien también se divorció. Algunos fragmentos de los documentos de estos sucesos nos dan idea de que para Elvia sus inquietudes de lucha social acaso resultaran incompatibles con lo que se esperaba de ella y llegara incluso a sufrir maltratos.

La vida de Elvia así como la de sus hermanos escribe un capítulo muy importante de la historia de nuestro país. Como los lectores saben, su hermano Felipe fue elegido gobernador de Yucatán en una victoria electoral de 1922 con un amplio margen. Su primer discurso lo hizo en maya y su gobierno tuvo gran impulso social y de repartición de tierras. Al poco tiempo el Golpe de Adolfo de la Huerta contra el gobierno de Álvaro Obregón alcanzó Yucatán y tanto Felipe como sus hermanos Benjamín, Wilfrido y Edesio fueron asesinados en enero de 1924. Se dice que sus últimas palabras fueron no abandonéis a mis indios. La lucha de Elvia, -de gran cercanía ideológica y fraterna con Felipe- y que relataré a continuación, estuvo directamente afectada por la persecución a su familia.

Siguiendo sus inquietudes, la actividad política de Elvia comenzó tempranamente. Participó en la rebelión armada contra el gobernador de Yucatán en 1910 quién era cabeza de la oligarquía de hacendados henequeneros conocidos como la Casta Divina. También fue miembro del Partido Socialista del Sureste y fue elegida Diputada al Congreso de Yucatán en 1923. Su intensa actividad por los derechos sociales le ganó el sobrenombre de la Monja Roja del Mayab. Participó en congresos feministas en los que destacaron sus ideales sobre los derechos de las mujeres tanto en lo personal como en lo político. Durante el gobierno de Venustiano Carranza se exilió por primera vez en la Ciudad de México debido a la persecución contra los miembros del partido socialista. La liga Rita Cetina Gutiérrez constituiría un vital movimiento de las mujeres de ese momento.

Adicionalmente, Elvia había participado en el Congreso Obrero de Motul con la feminista Rosa Torres, una gran compañera de luchas. Formó parte de la XXVIII legislatura estatal pero no llegó a desempeñar el cargo más allá de la conformación de la legislatura pues como relaté anteriormente se vio forzada a salir de Yucatán víctima del hostigamiento político y que la rodeó el resto de su vida, privándola de las victorias electorales que había obtenido y que transcurrió en la injusticia.

Espero que esta lectura haya resultado interesante no sólo desde una perspectiva histórica sobre la lucha de las mujeres y en particular de Elvia, sino también desde la perspectiva personal. Las inquietudes de Elvia la llevaron a cuestionarse el papel de la mujer y sus derechos, a estudiar y a interesarse por el país más allá de lo que la costumbre de la época tenía destinado a las mujeres de clase media como ella. Su familia sufrió terriblemente la persecución en la que fueron asesinados sus hermanos. Abrió, junto con otras, el camino a la paridad total en el sector público, así como la perspectiva de vida para todas las mujeres en el país. Por mi parte, puedo decir con enorme gusto que las diputadas y diputados integrantes de la actual Legislatura LXV, propusieron la Cancelación de la estampilla conmemorativa del 70 Aniversario del voto femenino en México con el rostro de Elvia. Además, tuve el enorme privilegio de presenciar como, gracias a las y los diputados LXIV Legislatura, en Sesión Solemne celebrada el 8 de marzo de 2021, se inscribió con letras de oro en el Muro de Honor, el nombre de Elvia Carrillo Puerto.

La autora Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión