“La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”…
Jacques Benigne Bossuet
Es historia escrita.
Todos los grandes imperios cumplen un ciclo muy similar al biológico: Nacen, crecen, se reproducen y mueren.
No sé de alguno de ellos que sean la excepción a la regla y en esa generalidad de circunstancias, no puede eludirse el tema en nuestro país del Partido Revolucionario Institucional.
Pocos son los mexicanos que no conocieron –lo cito en pasado porque su proceso de extinción parece irreversible– la extensa época de oro del PRI. Los apodos con los que se le identificaban hablan por sí solos: El Invencible y El Partidazo; así como frases que denotaban lo imposible de alcanzar algo: “Gánale al PRI” o “para qué voto si como quiera gana el PRI”, eran muestras de la percepción nacional sobre la infalibilidad de ese instituto político.
Pero todo lo que sube tiene que bajar. Es una ley física y por lo tanto ineludible y Tamaulipas es un ejemplo claro de esa involución.
El tricolor en el Estado se debate en una pugna que pàrece no tener sentido por el control del mismo. ¿Qué esperan de él los que luchan por tener ese timón? ¿En verdad consideran que encabezarlo les otorgará un estatus político de primer orden?
No tengo nada que objetar a la llegada de Mayra Ojeda al PRI. La felicito por su tesón y valor en meterse por su propia voluntad en camisa de once varas o como dicen en el rancho, entre las patas de los caballos, sin riendas que valgan para conducirlos ni fuete que atemorice a esos nobles brutos.
Disculpe que sea pesimista, pero a menos que se de una sorpresa fenomenal o casi milagrosa, no parece tener la dama una luenga vida política en ese trance, panorama que precisamente previó Carlos Solís y su sabia y experimentada asesora de cabecera, Amira Gómez, su madre, para alejarse de una responsabilidad que sólo le iba a acarrear dolores de cabeza y varias cosas más igualmente indeseables.
En estas circunstancias, con los santos de espaldas y hasta el abandono del Diablo que ya no ve en el PRI un afilado tridente para torturar a propios y extraños, todo indica que su líder anterior, Edgar Melhem, será para decirlo en términos cinematográficos, El ültimo Mohicano.
El riobravense cumplió a querer o no, como decía don Alfonso Pesil, con ánimo digno de mejores causas, una de las etapas más vigorosas de los últimos 20 años tricolores. Recorrió al Estado, sin dinero, comunidad por comunidad, ciudad por ciudad, para mantener unido a ese organismo ante lo que se veía sería el principio de su fin: Las alianzas electorales, como segundón de la comparsa, ya lejanos los días en que era el Rey y repartía concesiones graciosas.
Aunque fue parco el resultado en las urnas, el PRI se vio vivo, pese a que en muchos escenarios su fase terminal se vislumbraba. Y al dejar Melhem el mando, se confirmó; La suerte del PRI estaba echada.
Buena suerte a Mayra Ojeda. No le tocó, ella buscó tener en sus manos al tigre de la rifa y por lo tanto con seguridad hará su mejor esfuerzo para darle bríos. Será, es una percepción personal, una batalla que sin ánimo de ser pesimista, parece tener perdida antes de empezarla…
LA UAT NO ES SÓLO AULAS
He sido testigo junto a los tamaulipecos en general de las actividades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en áreas en donde con anterioridad no incursionaba la misma de manera directa.
Atrás quedaron, queda claro, los días en que los reportes de la UAT se polarizaban en el ámbito académico intramuros, lo cual es su esencia y por lo tanto fundamental, pero ahora observo con satisfacción no sólo la participación de la UAT, sino protagonismo en rubros que impactan en forma por demás positiva a la sociedad como la defensa de los derechos humanos y de la mujer, en la biodiversidad del Estado, en la salud física y mental de su comunidad y en otras áreas que antaño sólo se rozaban como institución coadyuvante.
Esa es la universidad que queremos los tamaulipecos, no sólo para generar mejores profesionales, sino para incidir sin atajos en el entorno socioeconómico de la Entidad.
Esta es sin duda, una de las etapas más sólidas de la UAT. Bien por ella y por el trabajo del Rector Guillermo Mendoza…
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