¿Por qué quiere López todo el poder? ¿Para promover su libro, Hacia una economía moral?, producto comercial que le dará regalías mientras tiene tirado el país, incendiado en huachicoleo y otras actividades criminales sin control, que lastiman y descarnan al pueblo, al que sobre la Constitución juró defender. Es absolutamente inmoral, más en un López que pregona la honestidad y la integridad, usar su tiempo por el cual se le paga para promover el bienestar social, escribiendo un libreto.
Su eterno y denso rollo del cual se desprende su justificación, para incrementar el poder del gobierno para combatir a los criminales y a los corruptos, una mentira más grande que el faro de Alejandría, que finalmente cayó por efecto de un temblor. Así justifica López el absolutismo en el actuar sin investigar luego de que cambia la Constitución para encarcelar sin derecho a fianza a quienes hacen fraude fiscal a través de facturas que simulan servicios no prestados, o la extinción de dominio exprés de un inmueble, o la propuesta de congelamiento de cuentas y su pronta extinción de dominio.
Ya el gobierno lopista controla a los ciudadanos a través del terrorismo aplicado con leyes, ahora, ¿quién controlará a López de sus ilegalidades e inmoralidades en el actuar que afectan a mexicanos eh general y no a criminales en lo particular? Es complicado el equilibrio entre ambos objetivos cuando uno de ambos tiene el poder absoluto, mientras el segundo se lo permita. Llegará el día en el cual México se rebele y bajo la ley de la fuerza se expulse del gobierno a los traidores lidereados por López, es lo que son, traidores a la democracia, traidores del pueblo.
Un gobierno sin capacidad ni libertad institucional y escaso poder, abre el espacio a un gobierno sin contrapesos permite la arbitrariedad en todos los ámbitos y genera desconfianza para el inversionista y al crimen o al abuso de los individuos con más recursos, económicos o de otro tipo.
En países que son un Estado de Derecho, el gobierno tiene poder institucional. Éste no depende de la voluntad del mandatario en turno. Se persigue a quien viole la ley, aunque caiga un presidente, como cayó Nixon. No hay grupo criminal que desafíe al Estado.
Concentrar poder y hacer un desfile militar no es tener capacidad institucional para resolver problemas complejos como el crimen organizado que se alimenta de la sociedad excluida de oportunidades y del bienestar y se refugia en los oligarcas públicos y privados, nacionales e internacionales. No sé gobierno con resultados positivos por ocurrencia. El gran poder acumulado por López le sirve para cambiar la Constitución a su antojo, no para gobernar, imponer orden y disciplina y ser un país atractivo por la confianza de sus instituciones. López se dice a sí mismo, “el estado, soy Yo”. No combate al crimen organizado de manera más eficaz, ni impulsa crecimiento económico, ni mejora la infraestructura del país, ni atiende las causas de la pobreza y desigualdad.
En su afán de borrar el pasado, López desmantela instituciones que funcionaban en la Policía, en Salud, en Educación, en el Campo. Sin duda los temas que apremian son economía y seguridad, donde más evidente es la fragilidad del gobierno. En los estados bajo la bota del crimen organizado, los gobiernos se sienten abandonados y los ciudadanos en estado de indefensión, situación encabezada por López y sus ridículos apapachos y abuelitas consentidoras. En ausencia de contrapesos, López utiliza todo el poder para controlar sus adversarios. La reducción del presupuesto a los órganos autónomos es para ello. Un poder sin restricciones es un peligro no entendido por la sociedad. López, si usa instrumentos como la sanción criminal en materia fiscal con fines políticos, hará que anhelemos la economía estancada pues la huida de inversionistas del país en búsqueda de refugio será histórica.