“Las encuestas son como las morcillas: muy sabrosas hasta que uno sabe cómo las hacen”…

Álvaro Gómez Hurtado

¿Cree usted en las encuestas?

Si contesta que sí, le podría decir que es usted una persona de buena fe, que confía en sus semejantes y espera que los demás piensen y actúen de manera similar a usted. Si contesta que no, entonces podría ser alguien que pisa sobre terreno firme, que no toma decisiones por “lo que se dice” y sopesa pros y contras con base en los hechos.

No se inquiete por la respuesta. Los dos escenarios son correctos. El primer caso habla de gente de sentimientos honestos, mientras en el segundo es evidente una mente reflexiva. Nada mal y propio de la naturaleza humana.

Parece sencillo definir los dos conceptos, pero una tercera pregunta debería ser la más importante:

¿Cree usted en quienes hacen las encuestas?

La modesta experiencia de quien esto escribe no es para dormir tranquilo: Prácticamente nadie –las excepciones son brutalmente escasas– de quienes se dedican a armar sondeos de opinión, es confiable.

Hay que bajarse de la nube para asimilarlo. En una abrumadora mayoría, las casas dedicadas a esos menesteres están sujetas a la vieja máxima popular que asiente “el que paga manda”. No me honra el decirlo, porque en varias ocasiones fui testigo –y a veces actor– de esos sedicentes estudios y por lo tanto cómplice de engaños, manipulaciones y entrevistas dirigidas que por si fuera poco, al final se sujetaban al gusto de quien ordenaba el ejercicio.

De lo anterior, si me permite dejo sobre la mesa tres lecciones:

La primera: Esta percepción indeseable no necesariamente aplica para todas las empresas encuestadoras, porque créalo, también hay gente profesional y con alto sentido de la ética que renuncian a un trabajo de ese tipo porque se les exige “flexibilidad”. Sé de casos así, para los cuales entrego todo mi respeto, fui testigo. Ojalá haya más.

La segunda: Someter esos sondeos a los hechos y pruebas del aptitudes de un aspirante o candidato, como en este caso.

La tercera es cerrar la puerta a estafas como la difundida en Ciudad Victoria la semana pasada para intentar crear un clima favorable a un par de aspirantes a alcalde, no sólo exhibiendo datos inexistentes, sino plagiando el nombre deuna empresa con alta credibilidad como De las HerasDemotecnia, que rechazó de inmediato la autoría de un supuesto trabajo con el que fracasaron en dar un golpe efectista al ubicar a oportunistas dentro de los punteros.

Cuidado, si para votar hay que rendirse a algo, que sea a los hechos, a lo que puede tocar y de lo que recibe beneficios concretos, no promesas. Recuerde que Victoria no camina sola y su creciente desarrollo, pese a las contingencias presupuestarias, es producto de un gobierno municipal eficiente.

Sobra decir nombres…

DOS SALUDABLES OPCIONES

Como sucede en las obras públicas en donde la mayoría admira lo edificado y pocos son los que aprecian los estudios de suelo, la cimentación y la selección de personal; en la política también no es usual que se reconozcan los méritos de quienes han trabajado y trabajan para dar solidez a una estructura.

Es el caso de Marco Batarse Ferrel y Olga Sosa, quienes hansido y son puntales para consolidar desde sus respectivastrincheras a Morena, en una labor sin pausas, para apoyar en todas las áreas la labor del gobernador Américo Villarreal Anaya.

Perfiles como el de Marco y Olga deben no sólo aplaudirse, sino también aprovecharse en tareas que les permitan en otros espacios seguir fortaleciendo a su causa.

No se equivoquen por favor. Son Olga y Marco sin duda las brillantes cartas que Regeneración Nacional necesita y debe definir como su fórmula para asegurar los dos escaños en el Senado. Ojalá que Morena no deje ir en Tamaulipas esta oportunidad de mostrar que sabe aquilatar a sus verdaderosvalores y de contar en la Cámara Alta con legisladores como Batarse y Sosa, para fortalecer sus proyectos…

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