Perder el registro para un partido, es algo más que una afrenta política, es el mensaje que avisa que el instituto político se convierte en algo parecido a un paciente en terapia intensiva, de la cual puede sobrevivir o desaparecer del escenario, para lo cual va a pasar por varias etapas que puede superarlas o no.

Y en esas están el PRI y el PAN, el primero de estos vio disminuido su capital político al obtener la más baja votación de su historia, al lograr en 2024 únicamente 5 millones 736 mil 420 sufragios en el plano nacional.

La suma referida representa para el PRI un 25.2 % menos que lo obtenido en 2018, cuando también estuvieron en juego los mismos puestos federales, Presidencia de la República, senadores y diputados federales. Hace seis años el Tricolor también había sentado un precedente al obtener un descenso en su numeraria histórica, porque sólo 7 millones 677 mil 180 ciudadanos le entregaron su sufragio.

Cuando se pensaba que no podía haber un escenario peor, ocurrió el desenlace de 2024, donde con apuro obtuvo la suma ya citada líneas arriba, que superó por muy poco a más de 5 millones 736 mil votos, Dígame si no, el ex invencible hoy agoniza.

De no asumir una enérgica transformación hacia su interior, el PRI y el PAN estarán terminando de cavar su tumba, de la cual lleva un buen trecho de avance.

La situación del PAN no es menos grave. En los comicios del pasado 2 de junio su captación de votos fue menor en un 3.5 % con respecto a las de 2018, cuando logró casi 10 millones de sufragios, para ser exactos fueron 9 millones 996 mil 514 apoyos de ciudadanos. Quizá lo más significativo fue perder el registro en el estado de Tabasco, como lo comentamos en nuestra anterior colaboración.

Estos números dibujan que hay una cuenta regresiva, que uno y otro partido no ha sido capaz ni siquiera de mantenerse en el mismo nivel de captación de votos, confirma que el adversario no deja de avanzar y ellos, PRI y PAN siguen a la baja.

En la red hay notas informativas que refieren que el PRI perdió su registro en Quintana Roo, pero no es así, porque si bien perdió la elección de gobernador, logró en esa misma entidad en la votación de diputados locales 3.22 % de votos y con ello retuvo su registro.

El sólo hecho de que Morena gobierna 22 estados, deja un margen menor de operación a los partidos que si bien se erigen como segunda y tercera fuerza, para el caso del PAN y PRI, respectivamente, son una fuerza menor.

Recordamos a Laura Alicia Garza Galindo (QEPD) cuando en la Cámara de Diputados un legislador de un partido político menor, le dijo: “Es que nosotros somos también una fuerza”, y ella les respondió, “si, pero una fuerza chiquita”.

Y eso es lo que se vislumbra, que los contrarios a Morena, no pasen de ser una fuerza “chiquita”.

EL PRD EN SU ENTREGA, BAJO LA LUPA DEL INE

Por lo pronto el PRD se encuentra bajo la lupa del INE ante su eventual pérdida de registro como partido político a nivel nacional. En esta fase preventiva los gastos de bienes y servicios del instituto político ya están bajo control. Sólo podrá ejercer recursos básicos, es el caso de salarios a empleados, pago a proveedores o prestadores de servicios, pero está inhabilitado para celebrar nuevos contratos o cualquier clase de compromiso, sea de adquisiciones o nuevos servicios.

Entendemos que en el proceso de disolución ya está en marcha, el INE seguramente ya tendrá un interventor para acompañar el procedimiento de entrega del partido al Instituto, pero mientras tanto el PRD debe de estar sustentando las impugnaciones de que pueda echar mano en su defensa y ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, eso es lógico debe defenderse para evitar la pérdida de registro.

Son 334 mil 380 votos los que le faltaron al PRD para mantener su registro, cifra que no pudo lograr en ninguna de las tres elecciones federales, en otras palabras no consiguió captar el 3 % de la votación, ya sea la presidencial, en la de diputados federales o en la de senadores.

Una pena que un partido que de alguna manera contribuyó a la construcción de la democracia desaparezca, que llevó al poder a la oposición en la Cd. de México y prestó sus siglas a personajes como el propio Andrés Manuel López Obrador. Por otra parte este desenlace es una advertencia para que otros partidos políticos se vean en este espejo, no pueden vivir de glorias del pasado, hay que construir realidades en el presente.