La austeridad republicana es un salvaje, punitivo y tremendo recorte del gasto destinado a satisfacer los derechos sociales inherentes a todo ser humano, que los gobiernos prisitas habían aplicado para paliar un déficit de presupuesto y salvar una crisis económica. Crisis y receta aplicada, son de lo más difícil de asimilar para el pueblo porque es el amolado, sea cual sea la razón y las causas que lo exijan.
El presidente López recibe una nación en quiebra, según sus palabras, nación cuya economía al tomar posesión se encontraba en el 15avo lugar mundial y llegó a ser 12ava. El presidente López arremetió de palabra no de hechos, contra la corrupción y la señaló origen de todos los males; todo lo malo en México se debe a gobiernos pasados, a los ratas, a los corruptos y socios en el mundo. Tonto no es el presidente López, así que bien cuida al pueblo llamándole “pueblo bueno”, cuando si hay corrupción en México pues somos los mexicanos responsables, no los extranjeros; no son priistas o panistas; son mexicanos, esta verdad que duele, el presidente López la calla.
Vayamos a la Ciudad de México. Hace 20 años la gobiernan perredistas y morenistas. En dos décadas han fomentado, solapado y permitido la corrupción en la verificación vehicular. Bajo “las narices” del hoy presidente López, en su visión cercana, en su actuar como Jefe de Gobierno, la pestilente corrupción domina la Verificación y muchas cosas más. No importa modelo de auto ni condiciones mecánicas, con dinero baila el perro”, y ese baile no lo pudo detener siendo Jefe de Gobierno, menos podrá siendo presidente y en inacción contra la corrupción, porque el presidente López no investiga, habla.
¿Por qué el recorte al gasto público? Existe acaparamiento del presupuesto por la administración del presidente López, que decide traicionar al pueblo al negar sus derechos sociales para enriquecerse o satisfacer su enorme ego realizando obras por capricho, fácil de detectar. El deterioro financiero circula por el sistema circulatorio del país afectando primordialmente la salud del pueblo, del segmento que carece de oportunidad financiera para pagar por su salud y que está atado a la seguridad social hoy en vías de extinción, dada la política del presidente López. Enfermarse en México está prohibido, la pena es la muerte.
La seguridad social lograda en México, principalmente por el IMSS, es ejemplo mundial de servicio, de amplitud y de profundidad de bienestar social entregado por millones de mexicanos a lo largo de siete décadas, no corresponde a priistas o a panistas; es patrimonio nacional, logro de los mexicanos, algo que el presidente López no quiere comprender; para él, es cosa del pasado, obra de malos gobernantes y busca destruirla.
Ni la crisis de diciembre de 1994 y el “efecto tequila” golpearon tan duramente a las instituciones. Golpeó a millones de mexicanos que tenían deudas que se volvieron impagables, sin embargo el país se recuperó porque no se destruyó la estructura y el proceso del trabajo, la economía se recuperó, se dio crecimiento social y el peso mostró estabilidad desde Zedillo hasta Calderón. Ese éxito nacional, dentro de la dolorosa realidad que provocó la crisis, debe doler al presidente López. Me parece que ser presidente, a López no le curó sus heridas causadas por el desprecio político y electoral de que fue objeto, ser presidente le dio poder para la venganza, para el agravio, para provocar terror a través de la destrucción de la estructura y de la economía nacional.