Un buen día, me levanté con el anhelo de detener la prisa que no me ha dejado apreciar con detenimiento lo hermoso que es la vida, y no es que me haya faltado consciencia para no saberlo con anticipación, por el contrario, estuve por demás consciente del motivo por el cual corría; pensaba entonces, que el hacerlo, estaba justificado y veía tal vez por ello un sólo  camino para logar lo que me proponía, creí era lo que en su momento necesitaba para reafirmar mi presencia en la parte del todo que me había tocado, pensé que así me lo exigía el entorno social, aunque por el lado individual, tal vez me hubiese dado el suficiente tiempo para analizar cada paso en busca de mi destino.

Un buen día, estuve parado disfrutando de un maravilloso lugar, disfrutando con todos mis sentidos del verde vivo que me ofrecían aquellos grandes árboles hermanos, de aquellos extensos prados, que parecían alfombrar el paraíso; pero, si hubiese tenido mayor consciencia, me habría quedado parado, hasta que de mis pies salieran raíces.

Hoy me pregunto si todo fue sólo un sueño, y como tal, pasó tan de prisa, que no me dio tiempo de meditar, para saber si antes de ser humano, fui vegetal y formé parte de aquel maravilloso entorno natural, tan lleno de vida, tan lleno de paz, que le diera esperanza al deseo de volverme a encontrar en ese lugar, sin tener la mínima prisa de ir a buscar, aquello que pensé, en su momento, era el gran ideal, para poder reafirmar mi estatus social ante un mundo de extraños, que igual se preguntan ¿por qué tanta prisa? Y pensando que tienen consciencia, más no voluntad, corren desesperados, buscando  lo que no pudieron apreciar cuando pasaron sin detenerse a disfrutar aquel hermoso lugar, al que solemos llamar el paraíso.

 

Correo electrónico: enfoque_sbc@hotmail.com