Señala la Organización para el Crecimiento y Desarrollo Económico (OCDE) que México es el país número uno en abuso infantil y segundo donde más parejas violentan a las mujeres, lo que explica el desorden social, causa de los males que padecemos. El hogar se perdió como fuente formadora de valores y principios en los futuros ciudadanos.
En servicios que el gobierno debe proporcionar, el sistema de salud colapsó ante la falta de presupuesto y deja a 50 millones de mexicanos sin acceso a servicios y los que tienen en IMSS e ISSSTE sufren largos tiempos de espera para conseguir una cita que para una cirugía es de un par de meses más que en gobiernos anteriores.
La matrícula escolar bajó en un millón de niños en primaria y secundaria, y 6 millones de niños inscritos no acuden a la escuela. A muchos los inscriben para que reciban su beca y en los ponen a trabajar para generar ingresos. Datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, éste ha crecido 5% respecto a 2015. La encuesta 2023 dice que 3.7 millones de niños y adolescentes de 5 a 17 años realizan trabajo infantil. Otros estudiantes no van a la escuela pues el crimen organizado no lo permite y sume 180 mil asesinatos a su criminalidad y vidas y familias destruidas por la violencia y la adicción.
Entre 2017-22 el consumo de metanfetaminas creció 218%, según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. México se encuentra en el lugar 77 de 193 países en cuanto al Índice de Desarrollo Humano de la ONU, debajo de Chile que ocupa la posición 44, Argentina en el 48 y Uruguay en el 52. El índice es la combinación de ingreso nacional per cápita-PIB, educación y esperanza de vida, además muestra de acuerdo a estos indicadores, que 20 años de desigualdades cada vez menores entre naciones ricas y pobres se revierten.
México no recupera los niveles de desarrollo humano previos a la pandemia. Decenas de 44 candidatos han sido asesinados. La cifra de desaparecidos la ajustó el Gobierno federal de 120 mil a 100 mil. Estas próximas elecciones serán las más violentas de la historia moderna. Debemos mantener el recuerdo de los periodistas asesinados este sexenio.
El futuro, a menos que la sociedad tome su papel responsable en formar ciudadanos útiles y exija a sus gobernantes cuentas claras, las cosas empeorarán. Es el precio por alejarse de Dios.