En un acto sin precedentes en nuestro país, Andrés Manuel López Obrador rindió protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y en un acto singular, dirigió un largo, muy largo mensaje a los mexicanos.
En su discurso, volvió a repetir todo lo que hemos escuchado por meses, y que tiene que ver con su postulado principal: acabar con la corrupción, tema que, sinceramente, aunque se antoja casi imposible o muy difícil, es un sentimiento de prácticamente todos los mexicanos, a excepción de esos que salvaguardados en el poder lo hicieron y lo siguen haciendo.
La corrupción es un tema que todos conocemos y que se ha tratado de erradicar, aunque desgraciadamente, muchos de los que combaten la corrupción de bajo nivel son dignos representantes de este ilícito a un nivel mucho mayor, es decir, no sirven de mucho.
Pero sinceramente, los mexicanos esperamos que se pueda dar un buen golpe a estos grupos de gentuza que se ha enriquecido con nuestro dinero, y que el país tenga forma de recuperarse.
Dijo López Obrador en su discurso que habrá los apoyos que manejó en campaña y mencionó también esas cosas que tanto comentario han suscitado y que no son aceptadas porque entendemos muchos que son proyectos no estudiados suficientemente, y que podrán ser peligrosos para nuestra ecología y nuestro dinero, como el aeropuerto de Texcoco y el famoso Tren Maya, que sin saber mucho, entendemos que causará un terrible daño a la ecología de la zona más hermosa de nuestro México querido.
Obrador llega con una votación histórica que nadie puede negar: más de 30 millones a su favor, y aunque hay quien dice que no es la mayoría de los mexicanos, entendemos que, los que decidimos salir a votar somos los que elegimos, y en ese sentido, los más lo hicieron por el señor López.
¿aué esperar ahora, para bien o para mal?
No esperamos nada para mal, no lo deseamos, no lo queremos: deseamos sinceramente que a México le vaya bien y que haya orden, ese orden que tantas veces hemos buscado sin fortuna.
Nos gustaría que el combate a la corrupción llegue desde la Presidencia hasta el municipio más pequeño del país, porque de todos es sabido que México se gobierna con pequeños y medianos virreicitos que sienten que son únicos, absolutos y pierden el juicio y el equilibrio cuando llegan a esas sillas de poder que realmente marea.
El discurso de López, demasiado tedioso y largo, es lo mismo que hemos escuchado; quisiéramos que se cumpla, que se haga realidad, e insistimos mucho en el combate a la corrupción, pero que se comience, como bien dijo, desde arriba hacia abajo, porque de otra forma no servirá de mucho.
Tenemos esperanza que el gobierno entrante pueda hacer bien las. Osas, aunque tenga en sus filas a auténticos bribones conocidos por México entero, que chocan con lo que tanto se ufana López: su honestidad. Ojalá esos que nos han saqueado entiendan que son otros tiempos.
Le dijeron a López que no tiene derecho a fallarnos. El mensaje debería ser para alcaldes, gobernadores, diputados y senadores, porque finalmente son nuestros representantes, y fueron elegidos por nosotros.
Deseamos firmemente que se acaben los tiempos en que los que gobiernan salgan millonarios de sus períodos de gobierno, y que se dediquen a servir como supuestamente dijeron que eran sus prioridades.
Ya es tiempo de dejar de ver a México como un cuerno de la abundancia: tenemos que cambiar la visión de lo que es gobernar.
El mensaje de López es un “te lo digo a ti mi hijo, para que lo entiendas, mi nuera”, es decir, seré intransigentemente honesto; ustedes, gobernadores y alcaldes, también deben serlo. Que así sea.

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