Todo hombre es poseedor de la verdad, recibió este don de Dios, y mientras el amor de Creador esté en el corazón del hombre, éste encontrará en sí mismo la verdad. Hay quienes no ejercen a plenitud este don y prefieren caminar por la vida buscando en otros la verdad que en su corazón poseen.
Pero ¿a qué verdad me refiero? Aquella que nos da la oportunidad de conducirnos de acuerdo a la voluntad bienhechora del Señor.
Yo busco en mi verdad el don que Dios me obsequió, de ahí que no me agrada mentirle a los demás, ni mentirme a mí mismo, sobre todo, cuando no reconozco en mis acciones actos que reflejen el amor por Dios, el amor por la vida, el amor por nuestro prójimo.
Mas he de reconocer, que sin pretender a voluntad perder el camino, que incluso, siendo Dios mi guía, pueda en un momento dado, tener que andar por un camino desconocido, cuya oscuridad sea tal, que pueda tropezar, por alejarme de la luz, y aún más, tenga también dificultad para levantarme por mí mismo, de ahí que, siempre será mi deseo, el volver por el camino original, lo haré siempre de la mano del mejor guía: Nuestro Señor Jesucristo.
Y si alguna vez tendría que mentir, tendría gran cuidado de procurar, que las mentiras vayan cargadas de verdades, por eso, mis verdades nunca estarán manchadas por las mentiras, porque qué caso tuviera mentirme a mí mismo, si con ello no lograría encontrarme, para saber la verdad que me ha dado la vida, la vida, como don más valioso que me regalo el Padre.
Si en algún momento saliera de mi boca una mentira, quien me viera a los ojos podría encontrar la verdad que quisiera pasar desapercibida, esto con la finalidad de no dañar a nadie, con la finalidad de no engañara nadie, de no perder del todo el camino que me lleva por la vida para saber quién soy.
El hombre y la mujer por igual poseen el don de la verdad, dejen ambos que el corazón hable antes que el pensamiento ofendido por algún mal entendido y que por ello alberga un sentimiento mezquino, que hace a la boca hablar con tal desatino y por su causa, muchos de los que se aman pierden el verdadero camino.
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