El incremento de la persona mayor es tendencia mundial que golpea a la economía, la planificación del desarrollo, políticas sociales, familias, comunidades, ciudades y localidades. Es la transformación más importante. Un indicador del envejecimiento es la edad promedio. En América Latina se habrá duplicado entre 1950 y 2050.
Según CEPAL, la población de 60 años y más se triplicará en 2000-50 y la población menor de 15 años pasará de más del 30% de la población a menos del 20%. La prolongación de la vida por el descenso de la mortalidad llevó a aumento de la proporción de personas mayores (60 años y más) de 6% en 1965 a 12% en 2017. En 2037 la proporción de personas mayores sobrepasará la de menores de 15 años. La población de 60 años y más, actualmente 76 millones de personas, pasará a 147 millones en 2037 y 264 millones en 2075.
La planificación basada en escenarios demográficos es vital. Aunado a factores con relación a decisiones económicas y sociales de los Gobiernos, el envejecimiento de la población debe definir reformas para alcanzar el bienestar de países y sociedad. Los problemas que afectan a la población adulta mayor, tendrán efectos sociales en un panorama de escasez de recursos. Sin previsiones, cuando asuntos ligados al envejecimiento y las personas mayores se visibilicen, la asignación presupuestaria y técnica afectará a los demás grupos, entonces es vital, que las necesidades e intereses de este grupo y sus soluciones, conduzcan a construir una sociedad para todos.
La inclusión de las personas de edad se relaciona con equidad en acceso a servicios y beneficios sociales y económicos, y garantía de sus derechos. Hay que eliminar las barreras niños-adultos-personas de edad, y facilitar su contacto y comunicación.
Familias y sus miembros pasan su tiempo en lugares diferenciados por edades, como resultado, una proporción elevada de personas termina su vida sin apoyo. Por ello es fundamental avanzar a sociedades inclusivas que cuiden.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), documenta avances, retos y limitaciones para el ejercicio de los derechos humanos de las personas mayores. América avanzó al aprobar la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores en 2015 y su ratificación por Bolivia, Argentina, Chile, Costa Rica y Uruguay. Eliminar la discriminación de la persona mayor es tarea pendiente que se manifiesta en diferenciación en el trato, negación de derechos o uso de estereotipos vejatorios, a pesar de que se reconoce que debe ser erradicada, persiste imagen negativa del envejecimiento y la persona mayor.
Se insiste en relacionar envejecimiento con situaciones de dependencia, rezago o categorías “disfuncionales”, que refuerzan la percepción negativa de la persona de avanzada edad. En la vejez hay desventajas o pérdidas. Insistir en ellas invisibiliza una población de experiencia, salud y conocimiento. Es vital eliminar obstáculos sociales a fin de garantizar respeto a la dignidad e igualdad de derechos de todas las personas, lo que facilita a la sociedad, el empleo efectivo del potencial de la persona mayor.
La familia es la principal fuente de seguridad y protección, sobre todo en de ausencia de mecanismos formales. Estas funciones deben ser apoyadas por el Estado para fortalecer la capacidad familiar de decidir cuál es la mejor opción a la necesidad de cuidar los miembros de más edad. Se requiere visualizar los cuidados, como valiosos y productivos, para asegurar que quienes los brindan reciban el reconocimiento que merecen y el apoyo necesario para realizar su trabajo sin que se vulneren sus derechos y su dignidad.
Aunque las medidas en práctica para su solución responderán a las particularidades de cada lugar, priman orientaciones generales que enmarcarían el quehacer en la materia en los próximos años. Hay diferentes maneras de encarar los problemas que tienen las personas mayores en el ejercicio de sus derechos y es hora de ponerlas en práctica tomando en cuenta lecciones aprendidas de las experiencias aplicadas en otras partes del mundo o con respecto a otros grupos sociales.