Suavemente, como llega el susurro del viento al oído, como el lejano destello de la luz que se abre camino en la oscuridad de la nada, como la sutil caricia inesperada, de un alma que busca ser reconocida, al sentirse triste y extraviada.
Llegará cuando menos lo esperes, y encontrarás que las palabras tienen más sentido de lo que imaginas; hoy no lo ves, porque no las sientes; hoy, no las escuchas, porque tu mente vive más que preocupada, porque te parece inconveniente y confuso, o porque simplemente, abandonaste la capacidad de analizar y perdiste la sensibilidad para sorprenderte de las cosas que parecen tener un mayor grado de dificultad y que podría descubrir en ti tu lado más indolente, el deshumanizado, el que adolece de esperanza y por lo mismo, trata de vivir sólo el momento y no la plenitud del todo que nos ofrece el Creador.
Cuando llegue el tiempo de despertar a la otra realidad, espero que aún exista la conciencia, para poder tomar la mejor decisión, o te quedas igual, o te das la oportunidad de trabajar por el bien de la humanidad.
No tomes como necedad las palabras que te hago llegar, yo también me mantuve ausente de la verdad por mucho tiempo, protegiendo la simulada buena realidad que vivía socialmente, la que me llegaba a través de todo lo conveniente para una comunidad que buscaba sólo su comodidad, privilegiando una diversidad, que fue creciendo por mantenerse al margen del verdadero estado de armonía y paz, que te ofrece lo que ya fue, es y será nuestra única verdad, la que proviene de cultivar la espiritualidad.
Nunca hemos estado solos en el entorno torcido que construimos, el que cae por motivo de su maldad, su alma perderá; el arrepentido, tendrá otra oportunidad; y el que escucha y pone en práctica la Palabra, ese vivirá eternamente.
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