Ahora, en plena luna de miel del triunfo morenista, la diputada Úrsula Salazar Mojica ha retomado con grandes bríos su “liderazgo” como coordinadora de la bancada guinda en el Congreso. Con todo el poder que representa ser sobrina del No. 1, además del cobijo que tendrá del próximo Gobierno Estatal, en esas condiciones ha envalentonado a sus correligionarios compañeros de partido, a los de adentro (legisladores) y a los de afuera (voz populi) para montar una escenografía de desorden y de supuesta fuerza.

El Congreso de Tamaulipas siempre ha estado abierto para el pueblo, en todos los tiempos, y a las sesiones acuden estudiantes y algunos ciudadanos interesados en los temas que ahí se examinan, y por su número y desenvolvimiento prácticamente pasan desapercibidos, se instalan en el palco como simple espectadores y se retiran de manera discreta.

Pero la presencia masiva de estos “visitantes” que han arribado el lunes y martes de esta semana y con el antecedente del estilo de actuar de la izquierda ha despertado preocupación.

Seguramente por eso se desplegó a elementos  de la Policía Estatal que arribaron al exterior del edificio legislativo, que lo único que podían hacer es resguardar el edificio en la parte de afuera para que  no sufriera daño alguno, eso en caso de que hubiera algún Zipizape, pero no podían actuar en el interior porque  en primer lugar hubieran acusado al titular del Poder Ejecutivo de represor.

A estas alturas usted ya debe estar enterado de que los diputados morenistas instalaron una manta con la palabra CLAUSURA, el operativo montado por la izquierda ha estado orientado a frenar reformas que se cocinaron desde el ala azul, que calificaron los guindas como un blindaje al gobernador saliente.

A diferencia del lunes en que los grupos masivos era exclusivamente de Morena, en el caso de este martes también ingresaron elementos del PAN.

 ¿Que ganaban los morenistas con la presencia de estos grupos? Quizá intimidar al bando opositor, porque los “invitados”, ni votan, ni debaten, si acaso actuarían con una porra cuyo ruido tampoco aporta nada.

Úrsula Salazar Mojica es la segunda coordinadora de la bancada de Morena en los ocho meses que lleva la actual legislatura, y por lo pronto ya se recetó una fuga más al rebaño, que se suma a las dos de su antecesor el diputado Armando Zertuche. Esta vez fue el caso de la legisladora Leticia Vargas Álvarez, quien renunció al círculo guinda para incorporarse al PAN.

La renuncia de Leticia Vargas es mucho más grave que las que protagonizaron Nancy Ruiz Martínez y Consuelo Nayeli Lara Monroy siendo coordinador de la bancada Armando Zertuche.

Es más grave porque las de Nancy y Consuelo Nayeli se consumaron antes de que pudiera asegurarse la derrota electoral del PAN y era sumarse no sólo con quienes estaban en el poder, sino que había la opción de prolongarse, había posibilidades de futuro.

En cambio en este momento abandonar la bancada del partido que estará gobernando a Tamaulipas dentro de tres meses y medio para sumarse a Acción Nacional en momento de crisis política, deja claro que no la mueve el interés material, y en cierta forma da constancia de autenticidad en sus acusaciones de ser víctima de bloqueos y de aislamiento. Asimismo la legisladora se quejó de que fraguaban una estrategia para obligarla a renunciar para dar paso a la suplente.

La circunstancia es que, así como “el hábito no hace al monje”, el nombramiento de coordinadora no hace a la guía y líder de una bancada, que por lo pronto ya tiene tres diputadas menos del número original obtenido en la elección de 2021.

Por lo que respecta a las acciones violentas y desorden en los protocolos, sólo revelan la incapacidad de los diputados para construir acuerdos, y estos se logran cediendo y accediendo para tejer pactos que beneficien a cada una de las partes involucradas. Lo peor del caso es que no se pelean por una reforma a la legislación tamaulipeca, no es la modificación a las leyes que atañen directamente la vida de los tamaulipecos el tema de interés, lo que se disputan es el poder sobre el Congreso, esa es la materia de discusión.

Así andan las cosas… 

            LAS AUSENCIAS DE GATTÁS Y “MAKITO”

A 10 días de haberse celebrado los comicios en Tamaulipas, la pregunta que flota en el ambiente no sólo político, sino en la conciencia ciudadana, es porque no se han reintegrado a sus funciones los alcaldes de Reynosa y Victoria. Hacemos alusión al tema electoral porque tal como se dieron las cosas se presumía una “causa-efecto”, incluso en el caso de la capital del estado, la señora Lucía Rodríguez de Gattás en algún momento mencionó que había persecución política para su cónyuge.

La cuestión es que no hay antecedentes de que Gattás hubiera solicitado licencia, y se informó que había enfermado de COVID. Al respecto la diputada del PRI Alejandra Cárdenas manifestó que tres semanas es mucho tiempo, cuando en las condiciones actuales en una semana el paciente se restablece.

En el caso de Carlos Peña Ortiz, Presidente Municipal de Reynosa, él si tramitó una licencia, pero sin especificar por cuanto tiempo, el propósito fue viajar al lado americano para recibir documentación que acredita haber concluido estudios de maestría en la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts), eso fue el 24 de mayo, es decir 12 días antes de las elecciones, pero hasta este 14 de junio no se había reincorporado.

A continuación reproducimos la legislación existente en torno a este tema plasmado en el Código Municipal para el Estado de Tamaulipas. Por ejemplo el Art. 33  establece que “Los miembros de los Ayuntamientos tienen derecho a que se les conceda licencia hasta por quince días en el período de un año calendario, pero por causa justificada pueden separarse de sus funciones hasta por el tiempo que exista ésta. Por otra parte, no podrán ausentarse en forma continua por un lapso mayor de diez días. Las faltas temporales menores serán sancionadas de acuerdo al Reglamento Interior del Ayuntamiento”.

También no está de más traer a este espacio del Art. 29 que a la letra dice: “El cargo de miembro de un Ayuntamiento sólo podrá renunciarse por causa justificada que calificará el Congreso”.

El tema está en la conciencia ciudadana que espera por lo menos una explicación  por estas ausencias, que de prolongarse por más tiempo causarán intranquilidad debido al clima social que vivimos.

En ambos municipios la marcha de los ayuntamientos es satisfactoria, están realizando obras y cumpliendo la agenda político social que se han asignado.

Nada menos en Victoria hay acciones orientadas a mejorar las vialidades de la zona centro, en colonias y en fraccionamientos, entre los cuales figuran tres proyectos ejecutivos de pavimentación de concreto hidráulico en las calles del 29 Berriozábal y Expropiación Petrolera del fraccionamiento Sierra Madre.

  Hay actividad de eso no hay duda, pero la pregunta flota en el aire ¿Dónde están los alcaldes Gattas y Peña Ortiz? ¿Qué les impide hacerse presentes?