Durante la Segunda Guerra Mundial, la producción de alimentos era prioridad en el mundo, lo que mantuvo precios altos e impulsó ese sector. Al finalizar la guerra, el gobierno mexicano abandona la economía rural y la transforma en urbana, lo que le obliga a importar maquinaria industrial. El recurso mundial se destinaba a reconstruir Europa y Japón, la fuente de financiamiento siguió siendo el campo a pesar de que el momento exigía la transformación a industrial. La agricultura generó recurso para su desarrollo, y para la industria y el comercio.
La Inversión Pública Federal pasó de 4% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1940, a 5% en 1955 para infraestructura ferroviaria, caminos y puentes; para el campo se redujo. El peso estaba sobrevaluado, lo que permitió importar bienes y capital. Para 1955, el peso tenía 33% de sobrevaluación. El PIB aumentó a 6% por los sectores manufactura y agrícola. La política fue éxito, el empleo se incrementó, la nación mejoró su estado económico y social. El área cultivada creció 2.9% anual, 1.6 millones de hectáreas se incorporaron al sistema de riego. De 1950 a 55, el campo aportó 54% de la exportación; en importaciones representó 8%., éxito a pesar de la pulverización de la tierra productiva, éxito en picada y que lleva al presidente Salinas a privatizar el Ejido para aumentar de tamaño las unidades productivas en el campo. El Ejido en lo general mostró su ineficiencia y la base de ello es la mínima unidad de producción.
Las políticas económicas internas, el peso sobre valuado y el proteccionismo a la industria tuvieron efecto negativo. La transferencia de recurso del sector agrícola a la economía industrial fue 1% anual del PIB de 1945 a 70, lo que provocó que los precios agrícolas perdieran 25% de su valor en 30 años. A consecuencia del crecimiento económico el nivel de importación de bienes industriales sobrepasó al de exportación del campo. A pesar de la entrada de capital extranjero, la reserva internacional del Banco de México disminuyó 8% anual entre 1950 y 1954. Estas dificultades en la balanza de pagos e inflación anual de 10%, obligó al gobierno federal a cambiar su estrategia. Inició el desarrollo estabilizador, con fundamento en la expansión industrial-urbana. El crecimiento industrial se impulsó al imponer a los productos extranjeros aranceles y control sobre la manufactura.
La industria de productos de consumo duradero creció 13% anual, impresionante. La tasa de cambio se congeló en 12.50 por dólar de 1954 a 1976, lo cual implicó sobrevaluar el peso para facilitar importaciones de capital por el sector industrial para apoyar el desarrollo urbano e industrial. La actividad agrícola creció 3% anual de 1955 a 70. Esta caída en la producción de alimentos generó importación. En 1965, por primera vez, se importó 40 mil toneladas de maíz. A pesar de que la inversión en agricultura durante 1960-1972 creció 4% anual, el 32% se dedicó a mantener y reemplazar infraestructura de riego desarrollada décadas anteriores. De 1955 a 1972, el precio de los productos agrícolas cayó 19% por incremento en el costo de importación de insumos y la sobrevaluación del peso de 22% entre 1954 y 1972, lo que eliminó incentivos para la inversión privada en el sector rural.
La población pasó de 20 millones de habitantes a 48 millones, crecimiento de 145%. Para 1970 la población rural pasó de 65% a 42% al migrar a centro urbano lo que provocó menor producción en el campo. La crisis económica con López Portillo y de la Madrid obligó a menor inversión al campo, lo que pavimentó el camino para que Salinas implementase la política neoliberal y el Tratado de Libre Comercio que mostró que la pulverización de la tierra es obsoleta en un mundo productivo de grandes unidades de producción. El Tratado permitió al país crecer, exportar con éxito y por supuesto mostrar sus debilidades y recordar que el campo mexicano por décadas fue un sólido pilar de la economía nacional.