La semana pasada, se inauguró la edificación restaurada de la Antigua Garita de San Lázaro, reconstruida con una bella mezcla de estilo novohispano (rojo tezontle y maderas bambú) y poblano (azul talavera) a fin de trasladar ahí una selección especial del acervo del Archivo Histórico de la Cámara de Diputados así como parte de sus unidades de dirección y operación, además de acondicionar sus espacios con áreas de estudio, salas de juntas y salones de usos múltiples que podrán utilizarse para ocasiones especiales de tipo cultural o propiamente parlamentario, como pudieran ser las sesiones de órganos de gobierno o de comisiones en actos de alto simbolismo o relevancia.

El proyecto estuvo impulsado por el diputado Ignacio Mier Velazco, presidente de la Junta de Coordinación Política, animado por una visión estratégica desde la cual valoró la necesidad imperiosa de reivindicar el peso y riqueza histórica y cultural del archivo de la Cámara.  Todo ello enlínea con una misma pasión histórica desde la que don Jesús Reyes Heroles impulsó la recuperación de la Biblioteca Palafoxiana de Puebla, estado natal del diputado Mier; hecho que lo inspiró, a su paso por el Ayuntamiento de Puebla a finales del siglo pasado, para precisamente restaurar su archivo histórico.

La restauración de la Antigua Garita de San Lázaro tiene unsimbolismo histórico de verdadera trascendencia, en el que destaca la figura de Hernán Cortés, pues fue por instrucciones suyas que, nomás se consumó la caída de Tenochtitlán en agosto de 1521, se edificó una atarazana (instalación militar o civil donde se construyen, reparan y conservan embarcaciones) en los predios que ocuparían después el Hospital y la Garita de San Lázaro, siendo así que acaso estemos ante la primera construcción hispana en la antigua ciudad de México sin perjuicio de que el edificio que hoy podemos ver ya restaurado data, en cuanto a sus elementos arquitectónicos, de principios del siglo XIX.

La de San Lázaro fue entonces parte de un conjunto de garitas (en total llegaron más o menos a trece: Peralvillo, Vallejo, Nonoalco, San Cosme, Tacubaya, santuario de la Piedad, Niño Perdido, Candelaria, la Viga, Coyuya, Tepito y San Lázaro) que fungió durante mucho tiempo como sistema de puertas de acceso (y de aduanas) a una ciudad de México convertida en capital virreinal novohispana, siendo la de San Lázaro una de las de mayor rango estratégico toda vez que por ahí quedaban dispuestos los emplazamientos que conectaban México-Tenochtitlán con Texcoco y Tlacopan, unidades constitutivas de la triple alianza del imperio mexica.

Mediante la impronta cortesiana de esta ex Garita convertida en repositorio del archivo de la Cámara de Diputados, quedan conectados simbólicamente el Congreso, la Historia, la Política y la Representación, pues precisamente fue la deHernán Cortés la figura mediante la que tuvo lugar la implantación histórica de estas prácticas e ideas jurídico políticas al fundar en Veracruz el primer Ayuntamiento americano, creando primero un Cabildo con su correspondiente escrituración y sus primeros dos alcaldes (Portocarrero y Montejo), tras de lo cual se operó la elección de Cortés como Capitán General y Justicia Mayor.

El Derecho, tal como lo entendemos hoy, estaba llegando a América a través de esa operación de auto-legitimación cortesiana en la Villa Rica de la Vera Cruz en 1519, iniciando el trazado de una tradición dilatadísima que llega hoy a San Lázaro, sede de Representación a partir de 1981 –año en que se inaugura el nuevo Palacio Legislativo–, mediante el establecimiento de esta ex Garita como centro de resguardo de los registros de la Historia de la vida parlamentaria de la nación, que quedó a su vez bajo el dominio de una primera Dirección de Secretaría y Archivo según se dispuso en el Reglamento de la Soberana Junta Provisional Gubernativa del 14 de noviembre de 1821, antecedente, ahora sí nacional, de la actual Dirección General del Sistema Institucional de Archivo (SIA).  

Como parte de la restauración de este edificio tan emblemático, figura un área especial de exhibición de documentos de incalculable valor histórico y político, que se irán seleccionando periódicamente bajo el formato de exposiciones rotativas a través de las cuales se pondrá en contacto al público en general con materiales de verdadera importancia y significación de la vida legislativa, política y jurídica de México.

A estos efectos, vale la pena mencionar algunas de las obras que se encuentran bajo el resguardo del SIA: el Prólogo del obispo para la ynclitos señores del Consejo de las Yndias (1552); un ejemplar de la Grammatica Antonii Nebrissensis (1572), que es la primera gramática del castellano y también la primera gramática de una lengua vulgar que se imprime en Europa, en una época en la que todavía no se consideraba el castellano como “lengua de cultura”; el acta de Independencia de la Soberana Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano (1821); el acta del Congreso General Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos (1824) y el acta de solicitud de renuncia del General Porfirio Díaz, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos (1911), entre muchos otros.

Estas joyas históricas no contaban con un espacio adecuado en términos de diseño arquitectónico o de infraestructura básica como anaqueles o sistemas de control de humedad, razón por la cual fue que, a finales de 2018 y recién votada como Secretaria General de la Cámara de Diputados, una de las primeras decisiones que tomé fue la determinación de comprar anaqueles para substituir aquellos dañados en el terremoto de 2017 y que habían quedado inservibles al grado de que muchas obras se encontraban al raz del suelo. En todo caso, y más allá de esta primera y sencilla decisión, hoy la restauración de la ex Garita ha venido a solventar la mayor parte de los problemas que sufría el Archivo Histórico de la Cámara de Diputados.

Enhorabuena por la iniciativa del diputado Mier Velazco, fiel a su tradición del rescate de documentos históricos, y enhorabuena también por los esfuerzos de todas las áreas involucradas en este trabajo tan extraordinario con el que la Historia es revalorada como la escala fundamental y dramática desde la que la política, y el drama parlamentario, adquieren toda su grandeza, profundidad y trascendencia.  

 

La autora es Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión