Si te ríes, sonrío, y si puedo ver el brillo en tus ojos, puedo ver con claridad tu interior y con ello el milagro que más le he pedido a mi Dios; más si la triste máscara del dolor descompone la dulce armonía, ¿cómo podría saber si vive en ti el amor que te hacía ver como la más bella flor de mi jardín y la fruta más preciada de mi huerto?
Quiero saber, cuál es ahora el color de tu piel, y más, si el calor que te anima me puede dar la alegría de volver a verte sonreír, sintiéndote la mujer más amada y feliz sobre la faz de la tierra.
Quiero sentir, cómo es tu alma liviana, una vez que dejes partir, aquello que te hace sufrir y te hace miserable en la vida, cuando de amargura se carga y la hace pesada.
Quiero saber, si ya no es suficiente mi luz para iluminar tus días oscuros, para hacerte salir de los momentos que evitan le sonrías agradecida a la vida.
Quiero hacerte saber, que sin ser imprescindible para ti, como me lo haces sentir, siempre he estado dispuesto a hacerte feliz en la justa medida que tú me lo pidas.
Quiero que sepas que estaré contigo, sólo tienes que pedir para darte, sólo tienes que buscarme y me encontrarás, sólo llámame, y mi amor abrirá en tu corazón la esperanza, para que no vuelvas a dudar que siempre estaré para ti; y ahora, sonríele a la vida, brilla como sólo tú puedes hacerlo y ten fe, para que encuentres el consuelo, cuando creas que el dolor o el sufrir son más fuertes que el amor que te tengo.
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