En columnas pasadas escribí que cada vez hay menos pobreza, pero a la vez más desigualdad. Dije que esto sucede debido a la automatización de los empleos; la llegada de máquinas y programas informáticos que pueden hacer cientos de tareas por un precio mucho menor que los seres humanos. Sin embargo, muchos estudiosos del tema de la automatización reconocen que esta desigualdad y eliminación de los trabajos de clase media no es solo debido a la automatización. Hasta ahora la economía parecía algo tangible, las empresas invertían en edificios, fábricas, máquinas, hardware, vehículos y materia prima, cosas que eran fáciles de medir y contar, que se reflejaban en la contabilidad de la empresa.
Pero a principio de siglo un cambio sigiloso comenzó a ocurrir, las empresas comenzaron a gastar mucho más dinero en programas informáticos, recoger datos de los clientes, crear marcas, publicidad, investigación, patentes; se invertía en cosas intangibles, cosas que no se pueden tocar y no aparecen en los libros de contabilidad dentro de las empresas.
Los intangibles no son algo nuevo, desde hace ya casi 200 años, las empresas ya gastaban dinero en investigación y patentes, pero la mayoría del dinero se lo gastaban en los ingredientes, fábricas y herramientas para convertir la materia prima en productos finales listos para su comercialización. Hoy en día hay empresas que valen billones de dólares que no tienen fábricas, maquinaria, hardware, vehículos ni materias primas, y sin vender un solo producto al mercado, solo con el fin de generar expectativas de que harán un gran producto.
Las 5 empresas más grandes del mundo en 1975 eran de petróleo, productos electrónicos, industriales y del hogar y sumaban muchos billones de dólares en posesiones tangibles y sus activos intangibles eran muy pocos. El equilibrio ha ido cambiando hasta que ahora las 5 empresas más grandes del mundo son gigantes tecnológicos cuyas propiedades tangibles suman muchos billones de dólares, pero sus propiedades intangibles son de infarto debido a la especulación que se hace en la bolsa de valores. Los servicios que nos dan estas empresas tecnológicas son intangibles, son bytes que viajan en la nube y no se pueden tocar. De hecho, ni siquiera pagas por ellos con dinero si no con tus datos, cada vez que los usas gratis, estas empresas saben más datos sobre ti.
En el siglo pasado el valor de un país estaba en sus recursos materiales (petróleo, carbón, diamantes, etc.) hoy en día unos de los valores que genera más empleos en Inglaterra es Harry Potter que ha hecho a su autora más rica que la misma reina de Inglaterra, y eso es propiedad intelectual; esta economía tiene un nombre, “la economía del conocimiento”. Antes nuestra economía estaba hecha de cosas físicas, hoy nuestra economía es cada vez más, ideas, información, conocimiento, emociones.
Hace tiempo leí un libro “Capitalismo sin capital”, el auge de la economía intangible, sus autores dicen que los intangibles, pueden ser la pieza que falte para explicar el aumento de la desigualdad en el mundo. Por ejemplo, una empresa tecnológica que desarrolle una aplicación en un garage de una casa puede llegar a todo el mundo sin necesidad de invertir en cosas tangibles y casi sin costes, son tan intangibles que no hay limite a lo grande que pueden ser.
Nuestra economía actual tiene que comenzar a medir más lo intangible que la está transformando silenciosamente. En la actualidad lo que hay que proteger es el conocimiento. Tenemos que apostar por el conocimiento. Nos estamos moviendo hacia un mundo de economía circular, cada vez más digital que análogo y más intangible que tangible. Estos cambios llegaron para quedarse, te guste o no.