Siempre que llegan estas fechas de fin de año, hay muchos pensamientos que llegan a nuestra mente, que pasean curiosos y hasta cierto punto, morbosos, en aras de que encontremos ese camino que debemos tomar, y que a veces no hemos descubierto o andado, pero estamos en vías de lograrlo, porque nuestra existencia ha sido y sería una eterna búsqueda.

Las fiestas de diciembre que inician con cuestiones religiosas y tienen que ver todas ellas con manifestaciones de fe nos dejan un sinnúmero de reflexiones que pueden llevarnos a enmendar un camino no adecuado o buscar consolidar el que llevamos y que tiene para nosotros muchas sorpresas que seguramente, de seguir así, podemos transformarlas en éxitos.

Y ya pasada la Noche Buena, con los pensamientos de tranquilidad que por lo general acompañan a un día como Navidad, nos hacen pensar en lo mucho poco que hemos llevado a cabo en vías de solucionar los aspectos que tienen que ser atendidos, y que durante el año tuvimos presentes.

El día 25 por lo general es una jornada llena de paz: muchos de nosotros os desvelamos con los nuestros y nos levantamos tarde, pero no dejamos de pensar en los regalos de la noche anterior, que tienen mucho que ver con lo que hoy disfrutamos.

Así, los regalos pueden significar talentos, virtudes, aspectos que debemos compartir con los demás, y que tenemos tan arraigados, que muchas veces nos cuesta trabajo hacer patentes en la vida de los que nos rodean.

Es por ello que se justifica una reflexión acerca de lo que entendemos por compartir y compartirnos y entregar a los demás, porque finalmente somos gente que tiene mucho que aportar para los demás. Somos parte de una sociedad que reclama nuestro mejor esfuerzo y es el momento de iniciar los proyectos para entregar éste.

Como tamaulipecos debemos entender que requerimos tranquilidad para vivir bien y a gusto, para poder completar las metas que hemos trazado y ue nos benefician junto con los que nos rodean.

Tenemos una nueva oportunidad que inicia dentro de pocos días a través de un año escolar en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde comienza una administración rectoral con expectativas muy grandes, porque hay mucha gente con talento que puede y debe transformar a nuestra máxima casa de estudios, y convertirla y consolidarla en l o que realmente merecemos los tamaulipecos.

En tanto, habrá que dar una vuelta por las calles de nuestra ciudad y disfrutar su tranquilidad y amabilidad, tratar de reflexionar sobre lo que queremos para nuestra ciudad y entidad, y comenzar a hacer el proyecto de vida que deberá cumplirse en este 2018 ya casi naciente, y que seguramente será un punto de partida para muchos de nosotros.

Realmente vale la pena el hecho de reiniciar una vida, porque siempre que vienen estos tiempos queremos iniciar de nuevo, renacer, comenzar de nuevo para hacer mejor las cosas. Tiempo es que los miembros de la sociedad tengamos motivos para sentirnos orgullosos de nuestra ciudad, y hagamos lo posible por no caer en las provocaciones que nos han manchado y que son pan de todos los días de los que conforman la mal llamada clase política, porque no queremos movimientos políticos fundamentados en ataques sino en propuestas, no queremos diatribas, sino reflexiones reales, y no queremos conflictos, sino que cada quienelija de acuerdo a sus pensamientos, forma de ser y actuar, y ue lo haga de una forma libre y espontánea.

Tiempo es, en Navidad, justo en esta fecha tan especial, que hagamos lo posible por vivir mejor, por ayudar a los que nos rodean, y por merecer vivir en una buena y limpia ciudad, un sitio del que podamos sentirnos orgullosos de pertenecer.

Aunque eso lo tenemos que trabajar en forma muy intensa uno a uno, pero todos los que conformamos esta hermosa sociedad.

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