La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-17, muestra aumento del consumo de drogas de 125% por adolescentes respecto 2011. El 78% en hombres y 222% en mujeres. La edad de inicio, 12 a 15 años. Las drogas preferidas, marihuana, cocaína, inhalables. México tiene a favor para consumo; marginación, falta de oportunidades deportiva y cultural; asentamientos humanos fuera de sitio, falta de información y de participación social; corrijamos esto todos, habrá el cambio que decimos desear.
10% de la población consumió alguna droga, 3% en el último año. Marihuana, 9% alguna vez, 2% en el último año, 1% en el último mes. Cocaína 4% alguna vez, 1% en el último año y 1% en el último mes, cifras que revelan la magnitud del daño que establecerá estatus ilegal, pues llegarán a obtener dinero ilícito.
Causas que llevan al consumo, curiosidad por conocer efectos, nueva experiencia; placer de transgredir normas; falta de autoestima, mal concepto de sí mismo. Insatisfacción personal con la vida, falta de sentido. Presión por grupo de amigos; situación familiar problemática que no se afronta debidamente; acoso escolar sin falta de apoyo. Relación social no satisfactoria. Presión para consumo en fiestas.
Falta de autoestima, quien aprecia su vida, valora en alto concepto su existencia y su persona, no degrada salud y dignidad, reaccionará y no se deja arrastrar. La falta de autoestima nace de no ser querido o no interiorizar el afecto por padres o persona de referencia. Recibir regalos sin atención (tiempo, interés) y afecto (besos, abrazos, palabras afectuosas); y todo es bronca, desaprobación, juicio gratuito, mala cara, se hace un caldo de cultivo que acaba con la autoestima. El ser humano busca amor, felicidad; le son sustanciales, si se le niega, lo busca en otro espacio, aun equivocado. La droga es escape de la realidad, no aceptarla y rebelarse, así que a amueblar ese ser interior; educar, fortalecer, dar recursos internos, herramientas esenciales para que sepa afrontar con libertad y responsabilidad, sobre sí mismo y la vida.
Lo peor es perder voluntad, libertad y responsabilidad, bases de la identidad y dignidad humana. La persona adicta acata su impulso por consumir y satisfacer la ansiedad que sufre por falta de droga. El afán por conseguirla es más fuerte que toda necesidad (descanso, alimentación) Se pierde la ética, sólo vale conseguir la dosis, roba bienes de la familia, atenta contra su seguridad. La familia sufre, salvo que adopte estrategias para conservar armonía y mundo de relación. Hay problemas de salud por ansiedad, dolor, angustia; de entendimiento en la pareja por lo que pasa con el hijo que consume drogas, a veces ruptura. Problemas económicos, sentimiento de culpa, paternalismo, protección mal entendida (sustentan la situación cubriéndola, hasta que no pueden más) Incomunicación o insinceridad con el resto de la familia, amigos, pues se evita reconocer que el hijo es adicto.
A este panorama social receptivo al escape de la realidad, añada que la guerra al tráfico de drogas de América Latina que implementó Estados Unidos, provocó que de país exportador pasemos a ser consumidor. El Estado Mexicano coordinó por décadas, el tráfico de drogas a Estados Unidos, hasta que le exigió parar el envío de droga, lo que entre muertos y desaparecidos suma medio millón, gran daño social, económico, caos en seguridad pública y desconfianza a las instituciones de gobierno. Somos un país destruido por la corrupción, la droga es un medio más.