En las últimas semanas transcurridas, todos hemos sido testigos, el tema sindical ha acaparado en Tamaulipas portadas de medios impresos y “entradas” de noticieros de radio, televisión y digitales.

Específicamente me refiero a dos casos: el del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado– conocido como SUTSPET– y el de Trabajadores de la Educación, SNTE por sus siglas.

Los dos gremios han vivido días intensos en las fechas cercanas. El SUTSPET por su cambio de dirigente y el SNTE por un paro magisterial que apenas empieza a quedar atrás, si no surge algún imprevisto.

La única similitud entre estas agrupaciones es lo que ya mencioné: Ser sindicatos, pero la solución a sus problemas ha sido diametralmente opuesta.

En el sindicato de burócratas estatales, Blanca Valles fue reelecta como Secretaria General prácticamente sin problemas, en el caso más longevo que en el Estado se recuerde de un líder laboral actual en activo. Al cumplirse esta nueva gestión, Blanca rebasará las tres décadas en ese puesto, sin antecedente en el mismo.

Quienes se preguntan cómo ha logrado la dama no sólo mantenerse en el mando tanto tiempo, sino además fortalecerse a pesar de cambios de colores y siglas en los gobiernos estatales, permítame hacer un modesto apunte.

Sin falsos rubores o intentonas de aplausos, la verdad es que Blanca jamás ha perdido el contacto directo con sus representados. Como asienta un dicho pero esta vez de manera positiva: Quien la busca la encuentra.

Los resultados están a la vista. Fue elegida nuevamente por la base estatal, en una decisión que me hace recordar al añorado Fernando, elevadorista oficial del Palacio de Gobierno, a quien 14 o 15 años atrás alguna vez le pregunté sí ya era tiempo de cambiar de dirigente sindical.

Su sincera respuesta fue contundente: –Necesitamos a Blanca. ¿Para qué buscar lo que ya tenemos?

Desde el mandato de Manuel Cavazos Lerma, cuando empezó a dirigir a los trabajadores públicos de Tamaulipas, ha salvado trances y bloqueos gracias a esa atención a sus compañeros, pero también por algo fundamental: No pisar en falso con los gobernantes en turno, priístas, panista y ahora morenista.

¿Alguna semejanza con lo sucedido en el SNTE y su líder actual?

En el ánimo de tratar de ser objetivo –nunca lo es uno por completo– Arnulfo Rodríguez sí comparte con Blanca Valles su cercanía con su sector, en su caso el de los trabajadores de la educación, especialmente con los maestros.

Me consta, he visto repleta su sala de espera en varias ocasiones y hasta que no recibe al último de quien le agendaron audiencia, se retira. No puede haber reclamos en ese sentido.

Sin embargo, el final del paro magisterial al que él mismo convocó no fue lo feliz que él hubiera deseado. Como dicen en los deportes: Arnulfo perdió en la mesa lo que ganó en la cancha, al prácticamente ceñirse a una orden de la cúpula para retirar plantones y manifestaciones, que lo confrontó con el ala radical del SNTE y le hizo perder parte de la figura respetable que se había ganado.

No, no fue el alejamiento de sus bases lo que desgastó a Arnulfo, pero a diferencia de Blanca Valles, el maestro no midió el terreno al que se adentró ni mucho menos la capacidad de respuesta del Gobierno del Estado.

Olvidó Rodríguez Treviño que no es lo mismo el presente que casi 15 años antes, cuando se atrevió a desafiar a la propia Elba Esther Gordillo porque tenía el respaldo absoluto del entonces gobernador Eugenio Hernández Flores.

Hoy no había líder nacional a quien retar, pero pasó por alto que el poder del Estado debe ser un aliado y no un adversario. Tomó la opción incorrecta y ahora paga las consecuencias en una derrota no reconocida que le cala hasta los huesos.

Aún le queda tiempo a Arnulfo para enmendar el camino. Siempre es y será tiempo sin importar los años, de aprender una lección. Y él, como buen maestro, lo sabe…

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