Una frase que acaba de revalidar su vigencia en Sonora, me llevó a aplicar un comparativo –odioso, dice la voz popular– con Tamaulipas.

El enunciado es “Quien tiene dinero quiere poder y quien tiene poder quiere dinero” y la razón de su circunstancial moda, es el intento en aquel Estado de su ex gobernador priísta Eduardo Bours para retornar a la política a través del Senado.

Bours, quien también fue Presidente de la Asociación de Bancos de México, es propietario de la factoría productora de huevos –los comestibles– de nombre Bachoco.

A la luz de su nueva aventura por un escaño, me explico ahora el origen del donativo de un millón de piezas de ese alimento realizado por esa empresa para los damnificados de los sismos. Me extrañaba la generosidad nunca antes vista del consorcio, pero queda claro que un sillón en el Senado bien vale una montaña, en este caso de huevos.

¿Pero qué relación existe entre lo que está haciendo Bours y Tamaulipas?

Se encuentra en la frase mencionada al principio. O mejor dicho, en la diferencia notable entre cómo la interpretan en Sonora, donde con Bours les queda como anillo al dedo la primera parte de “Quien quiere dinero quiere poder”, mientras en Tamaulipas con el también ex gobernador Egidio Torre parece ser un himno político su complemento: “Y quien tiene poder quiere dinero”.

En verdad, marean las cifras manejadas por la Auditoría Superior del Estado sobre las anomalías financieras y administrativas detectadas en el ejercicio presupuestal del 2016 a cargo del ex mandatario priísta, de buena parte de los presidentes municipales –incluidos panistas– y algunas descentralizadas que la acompañaron en el sexenio.

Los números no son una minucia: Alrededor de 22 mil millones de pesos bailan una alegre danza para ese gobierno y una dramática para los tamaulipecos , como usted con seguridad ya lo sabe.

Hasta dónde llegará la investigación por el momento sólo contable, no lo sé, pero el hecho de que en la misma se involucren rubros como obras públicas no realizadas, facturaciones presuntamente apócrifas y nóminas con matices de fantasmas entre otras irregularidades, permite predecir sin ánimos de fungir como vidente, una acción de tipo penal.

Ojalá que al final, en todos los casos similares que se están llevando a cabo en Tamaulipas, la justicia se imponga y se sancione a quien haya cometido un delito y se exonere a quien tenga las manos limpias –uff – pero la duda que surge natural, en mi percepción, es la siguiente:

¿Se castigaría, de ser comprobados los ilícitos, a los grandes saqueadores o se repetirá el caso del ex alcalde de Palmillas, quien por ser el que menos puede defenderse es el chivo expiatorio de sus ex colegas municipales?

Habrá que esperar el desenlace de este galimatías para saberlo, pero en el ánimo popular resuena una opinión derivada de la frase citada en el inicio de estas líneas, que en torno al ex gobernador Egidio Torre Cantú tiene aroma a sentencia pública:

Tuvo poder y quiso dinero.

Y todo parece indicar que lo obtuvo. A manos llenas…

REGLA DE ORO
El bacheo de calles continúa como acción permanente en Victoria. Es una escena común para los residentes de esta capital, pero ahora tiene una variante positiva. En lugar del taponamiento usual de los hoyancos se está aplicando un revestimiento completo de las vialidades más afectadas, con un resultado que pocos esperábamos: calles prácticamente repavimentadas.
Estas obras son reflejo de una regla de oro de la administración, que es obtener el máximo rendimiento con la mínima inversión. Pero lograrlo con los exiguos recursos de un ayuntamiento, es casi una hazaña…

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