“Así vosotros al presente a la verdad padecéis tristeza; pero yo volveré a visitaros, y vuestro corazón se bañará en gozo, y nadie os quitará vuestro gozo” (Jn 16:22).

No sé por qué percibo tristeza en el entorno, en la mirada de muchos está ausente la viveza, y en los labios se ha extraviado la sonrisa; no sé qué ha pasado con el trato amable, a dónde se habrá ido la cordialidad y todo rasgo de humildad y de nobleza ¿Por qué buscamos las respuestas en aquellos que igual manifiestan los mismos síntomas de una depresión que se ha vuelto epidémica? ¿Por qué albergar ese sentimiento de orfandad y promover una soledad vacía que se pierde en la oscuridad de la nada? ¿Y qué hay de ese caminar sin rumbo? ¿Por qué tanta incertidumbre en nuestro destino? ¿Callaste tú, Padre, o callamos tus hijos aquí en la tierra? ¿Por qué permites que cometamos tantas torpezas?

Hay quien dice, que es el peso de los años lo que nos hace sentir más nostalgia, más yo pienso, que es el desencanto con nosotros mismos, y nuestra dificultad para adaptarnos a un entorno, donde la influencia del materialismo, ha vuelto más selectivas y frías las relaciones humanas, donde la pasión por los objetos inanimados, condiciona el extravío de las emociones, que otrora le daban motivo a nuestra existencia, y esperanza de continuidad a la felicidad compartida, al movimiento armónico que fluía tras los mismos intereses de bienestar colectivo, y a la generación de fuentes naturales de energía, que hacían posible mantener estable nuestro ánimo y le daban color, calor y brillo a nuestras acciones, evitando con ello la deshumanización de nuestra raza.

El que esta opaca percepción sea pasajera o permanente, depende de que nuestro amor sea verdaderamente incondicional a nuestro Padre Dios, pues pareciera que nuestra conducta nos está alejando de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, evidenciando la desesperanza por la incapacidad de mantener la firmeza de nuestra fe.

“Y volviendo Jesús a hablar al pueblo, dijo: Yo soy la luz del mundo: El que me sigue, no camina a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8:12)

Dios bendiga a nuestra familia, nos dé sabiduría y fortaleza para no sucumbir ante nuestras debilidades.

Dios bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com