“Tú sabes cuánto hago, ora esté quieto, ora andando. De lejos penetras mis pensamientos; averiguaste mis pasos y mis medidas. Tú previste todas las acciones de mi vida: todo lo sabes, aunque mi lengua no pronuncie palabra. Todo lo conoces, Señor, lo pasado y lo venidero; tú me formaste, y pusiste sobre mí tu mano bienhechora.” (Salmo 138:2-5)

Cuando el camino parece recto y por ello piensas que no habrá sobresaltos, pídele a Dios te acompañe, no vaya a ser que al cansarte por ir siempre derecho, decidas tomar un atajo, por el cual puedas perderte.

Cuando decido, tomo la pluma, pensando escribir lo que pienso, siempre he tenido la fortuna de encontrarte ¡oh amado Jesús! en el camino, y tú, que conoces mi vida y mi destino, no permites que pueda salirme del camino, por el cuál a la vida me enviaste, para servirte a ti y al hermano que a mi vida llega buscando, como yo, ser amado por ti.

¿A dónde te diriges pensamiento mío? voy al encuentro con mi Señor, él es mi maestro y mi guía, con él me siento seguro, porque me conoce por dentro y por fuera, sabe de mis lamentos y mis alegrías, de mis debilidades y fortalezas, sabe de mi intensión y cuida de mis acciones, por eso todos los días me da lecciones, para mantenerme firme en mi fe. Él me mantiene con los pies en la tierra, me mantiene consciente de la realidad y para acentuar mi bondad me hace ver en la humildad, el mejor camino para agradecer el que esté siempre conmigo, velando por mantener la integridad, alentándome en la eterna lucha para vencer el mal que a todos sus hijos nos asecha.

Señor ilumínanos con la luz de tu divina presencia, para que la oscuridad que siempre nos asecha no nos haga víctimas de nuestra propia negatividad.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com